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HOMENAJE A MI MADRE

Hoy quiero dedicar esta entrada a  mi madre ,Bienvenida Marín Marín, l a tía Bienvenida como la llamaban cariñosamente  en nuestro pueblo ...

jueves, 28 de marzo de 2013

LA SEMANA SANTA EN SALVACAÑETE


SEMANA SANTA EN SALVACAÑETE
La semana santa en Salvacañete, como la de todos los pueblos de esta comarca, estaba marcada por tres aspectos: religioso, lúdico y gastronómico.


Aspecto religioso
Se iniciaban las celebraciones de Semana Santa el viernes de Dolores, viernes anterior al domingo de Ramos. Había Vía Crucis en la iglesia y esa tarde y el sábado las mujeres  limpiaban la iglesia y adornaban los altares, el central y los cuatro laterales.
El domingo de ramos se iba por la mañana a por ramos de buje a las proximidades del pueblo. Esta planta es muy abundante  por las fuentes de Serna, por el Batán y por el Molino de Abajo además de por las proximidades  de la Hondonada y por las riberas del Cabriel, por encima de la presa de la Vega. Algunos también traían ramas de acebo de la umbría de los  acebos. La procesión de este día transcurre por la plaza y por las calles próximas: Nueva, Fidel G. Sahuquillo o calle Mayor, Cementerio, Virgen, Plaza y vuelta a la iglesia. Antes de salir la procesión con los ramos se bendicen estos en el interior de la iglesia.. Estos ramos bendecidos se cuelgan en ventanas y balcones para que la bendición llegue a la casa y sus moradores.
                   Plaza mayor de Salvacañete  donde se  inician y terminan todas las procesiones.
Foto Mariano López Marín
El jueves Santo  se inicia la celebración   y ya está preparado el “monumento” que sustituirá al altar mayor los días de jueves y viernes santo. Ese monumento se hacía los días previos, entre el domingo de ramos y el jueves Santo. Se situaba  en un lateral de la iglesia o en la parte posterior. Consistía en un altar provisional donde se situaba el sagrario y se adornaba todo alrededor con  macetas y un fondo para la ocasión. Esos días de Semana Santa las imágenes estaban cubiertas con  telas moradas en sus hornacinas mientras estuviese muerto Jesús. Después del rezo del Gloria sonaban las campanas y enmudecían hasta el sábado de resurrección, momento en el que volvían a sonar otra vez cuando se  entonaba el gloria, celebrando la resurrección. A partir de la tarde del jueves santo el Santísimo estaba en el monumento de donde se sacaba el cáliz cuando la gente iba a comulgar. Sobre el monumento quedaba depositada una cruz con Cristo crucificado. En las celebraciones del jueves santo  está incluido el rito del lavatorio de los pies, recordando la última cena de Jesús. La noche del  jueves al Viernes Santo  era velada por turnos  de dos personas, indistintamente hombres o mujeres que se turnaban cada hora. En la hora de velatorio rezaban o leían textos sagrados.
             En la parte posterior de la iglesia , junto a las escaleras de subir al coro ,se colocaba el monumento  en Semana Santa.Foto .Mariano López Marín

La procesión del Jueves Santo salía de la iglesia al anochecer con la Virgen Dolorosa, Jesús Crucificado y la Cruz Desnuda  cubierta con un lienzo blanco. El recorrido era por la Calle Nueva, Calle de D. Fidel G. Sahuquillo, calle de la Fuente, Nacimiento donde se daba la vuelta y subida al pueblo por  la carretera hasta la iglesia. Jesús crucificado impresionaba e impresiona por  el realismo de la imagen. La Dolorosa llevaba un manto negro en señal de luto.

               La Dolorosa y Jesús Crucificado salen en procesión el  Jueves  Santo, junto con la cruz desnuda. Foto M.López Marín.

La noche del jueves santo se rezaba la hora santa o también conocida aquí como “ la corona”. Se solía hacer hacia las 11 de la noche, se rezaba y se reflexionaba sobre el sentido de la Pasión y muerte de Jesús. Después del rezo de la corona se  quedaban velando a Jesús en el monumento. Ese velatorio se hacía durante toda la noche por parejas que cambiaban cada  hora
Desde el jueves santo hasta  la noche del sábado de resurrección las campanas enmudecían y se citaba a los fieles a las celebraciones con las carracas. Había un grande en el campanario que desapareció cuando se  derribó la antigua torre de la iglesia y se hizo nueva. Recuerdo verla en el centro del campanario dando vista a la puerta de la iglesia. Los monaguillos iban al juego de calva, muy típico esos días, a llamar a los fieles a los oficios utilizando carracas de mano que hacían sonar por las calles..

El Viernes Santo se rezaba el Vía Crucis de una forma especial. Todos los viernes de cuaresma se rezaba en la iglesia siguiendo el recorrido de las distintas estaciones  donde indicaban las  imágenes  colocadas al efecto alrededor de la misma. El viernes Santo el Vía Crucis, recordando  la pasión, muerte y resurrección de Jesús, se hacía en Santa Ana, en  lo alto del pueblo recordando  ese carácter religioso que tuvo aquel lugar  para nuestros antepasados cuando allí había una ermita  en honor a Santa Ana.  Previamente  el tío Mariano Yuste[1] había colocado  unas cruces de madera   desde la era de Pedro Ruiz hasta la cumbre del  cerro de Santa Ana, donde hay otra era. Esas cruces representan las estaciones. En cada estación se  leen aspectos de la pasión de Jesús correspondientes a los distintos pasajes de la Pasión y muerte de Jesús, se reza, se repite al final de la misma por el celebrante “ Rogamos Cristo y te bendecimos”  a lo que los fieles contestan “ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo” agachándose y besando el suelo o cogiendo una piedrecita y besándola. Entre estación  y estación se cantan canciones que recogí en el año 1973.[2]
Canciones del Vía Crucis



1ª estación
Acompaña a tu Dios alma mía
cual vil asesino llevado ante el juez
y al autor de la vida contempla
por ti condenado a muerte cruel.

Estribillo
Dulce Redentor
Para mi era la pena de muerte
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.


2ª  estación.

Con la cruz de tus culpas cargada
exhausto de fuerza camina tu dios
y al subir la pendiente le impelen
por fuerza sayones , por dentro tu amor.

Estribillo
Dulce Redentor
mi pecado esos hombros  oprimen
ya lloro mis culpas y os pido perdón.







3ª estación.

Con sus alas de nieve los ángeles
pasmados de espanto cubrieron su faz
bajo el tosco y pesado madero
en tierra caído su Dios al mirar.

Estribillo
Dulce Redentor
por mis penas caíste en tierra
ya lloro mis culpas y os pido perdón

4ª estación
Del Calvario ,subiendo la cumbre
el hijo divino a su Madre encontró
Y una aspada de filas agudas
del hijo y la Madre hirió el corazón.

Estribillo
Dulce Redentor
Y esa herida causé a nuestra Madre
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.

5ª estación

Porque al monte con vida llegase
los duros escribas, con saña infernal
y a Simón Cirineo alquilaron
que a Cristo  ayudase ,su cruz a llevar.

Estribillo
Dulce Redentor
Yo también quiero ser Cirineo
y  lloro mis culpas y os pido perdón.







6º estación

Con ternura y piedad la Verónica
el rostro sangriento  de Cristo enjugó,
y en tres pliegues de lienzo, por premio
grabada la imagen llevó del señor.

Estribillo
Dulce Redentor
en mi pecho  grabar vuestra imagen
y  lloro mis culpas y os pido perdón.

7ª estación

Otra vez el Señor de los cielos
volvió fatigado  el polvo a besar
y otra vez los escribas crueles
en él desfogaron[3] su ira y crueldad.

Estribillo
Dulce Redentor
nunca más caeré yo en pecado
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.






8ª estación.

Vio Jesús  que unas  cuantas mujeres
movidas a lástima ,lloraban por él
y les dijo:  “llorar por vosotras,
piadosas mujeres, por mí no lloréis.”

Estribillo
Dulce Redentor
vuestras penas taladran mi pecho
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.

9ª estación

Con sus duras caídas. cristiano
las tuyas pretende ,Jesús resarcir
a tu Dios por tercera vez mira
 de polvo y de sangre cubierto por ti.

Estribillo
Dulce Redentor
vuestro amor del  infierno me libre
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.









10ª estación

Con furor los vestidos quitaron
del monte en la cumbre  al paciente  Jesús
y por no iluminar tanta afrenta
las puras estrellas negaron su luz.

Estribillo
Dulce Redentor
ya no más liviandad ni impureza
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.

11ª estación

Ya alma mía en la cruz como lecho
sus miembros sagrados estimaban tu bien
 y con clavos  agudos taladran
los viles soldados sus manos y pies.

Estribillo
Dulce Redentor
yo esos  clavos clavé en vuestros miembros
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.

12ª estación
Tiembla el orbe y el sol se oscurece
al ver un palo espirar a su Dios,
rompe llanto también tu alma mía
pensando que muere Jesús por tu amor.

Estribillo
Dulce Redentor
respondedle que aquí está el culpable
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.

Estribillo
Dulce Redentor
respondedle que aquí está el culpable
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.







13º estación

De Jesús el cadáver sagrado
Maria en sus brazos llorando tomó
y con voz de dolor le decía:
¿Quien muerte te ha dado  mi bien y mi amor?

Estribillo
Dulce Redentor
Respondedle que aquí está el culpable
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.



14º estación

En un frío y profundo sepulcro
los restos mortales  guardaron su ya
triste Madre cuan sola te quedas
seré yo el culpable de tu soledad .

Estribillo
Dulce Redentor
yo a la Madre privé de su hijo
ya  lloro mis culpas y os pido perdón.




Todas  estas canciones de las  estaciones se cantan  con la misma música que la



primera . Sólo se cantaban   en el vía Crucis del Viernes Santo

            La tarde del viernes santo se realizan los oficios. Se lee la pasión entre varias personas y se adora la Cruz. La procesión del viernes Santo en Salvacañete transcurre por los mismos lugares que el jueves. Salen la Dolorosa, de riguroso luto con mantón negro, Jesús Crucificado y el Santo Sepulcro acompañado de mujeres con faroles encendidos.  Es la procesión del Santo entierro. En las proximidades de la fuente del Nacimiento se escenifica el entierro, bajando de los hombros un momento  el sepulcro. Después se regresa a la iglesia ya anochecido. Queda una costumbre en Salvacañete relacionada  con el Santo Entierro  y el lugar del Nacimiento. Cuando  llevan  a enterrar  a cualquier  vecino del pueblo siempre para la comitiva en el Nacimiento, junto a la panadería. Allí se le reza y después continúan con él  los familiares y amigos más allegados. Los demás regresan al pueblo.
          Vista del altar mayor de la iglesia de Salvacañete.Foto Amadeo Muñoz.Gracias.

            El sábado de Gloria se comenzaban y se siguen comenzando las celebraciones litúrgicas a las  once de la noche con  el rito del fuego. Una hoguera encendida  en la puerta de la iglesia sirve para que los fieles enciendan sus velas  con las que entran a la iglesia a oscuras. Después vendrán el rito del  agua  y la renovación de las promesas del bautismo. En el momento del gloria suenan otra vez las  campanas  y antiguamente se descubrían las  imágenes, que habían permanecido tapadas, desde el jueves santo. Esta celebración del rito Pascual  es la más importante de todo el año. Después de la misa de  resurrección los jóvenes encienden una hoguera en la  plaza. El lugar del la Cruz  ha servido durante muchos años para hacer la hoguera .En ella quemaban troncos muy viejos de chopo, sarga , olmo, pino, etc.  Esa noche los jóvenes hacían y siguen haciendo el judas[4], un muñeco hecho con  monos viejos y ropas viejas  relleno de paja o antiguamente de espliego. Este judas era colgado en la plaza, desde el balcón del tío Amadeo hasta uno del antiguo cuartel de la guardia civil.  La mañana del domingo de resurrección era bandeado después de la misa de resurrección. Los  chicos intentaban cogerlo y al final quedaba destrozado y quemado en la hoguera. Era una fiesta para chicos y jóvenes.

Plaza de Salvacañete donde se sigue todavía ,en el año 2013, bandeando el  judas ante el alborozo de chicos y jóvenes

 El domingo de resurrección la misa era muy temprano. Los jóvenes bandeaban las campanas con ímpetu  alguna hora antes. Se realiza ese día la procesión del encuentro. Las mujeres salen con la Virgen de luto  por la Calle Nueva y Calle D Fidel G. Sahuquillo. En la plaza  están esperando  los hombres  con  el niño. En el momento del encuentro se le quita el mato de luto a María, se bandean las campanas y se entonan canciones propias de esa mañana. Después se entra en la iglesia y se celebra la misa de resurrección. Después de la misa se  bandea el judas  y antes las mujeres se llevan agua bendita, de la que han bendecido la noche anterior. Echan un jarro de  agua sin bendecir al  recipiente que contiene el agua bendecida y se llevan otro  bendecida. Esa agua  bendecida servirá para proteger casas y personas durante todo el año.










Canciones de la Pascua de Resurrección[5]




1
Oh que mañana de Pascua ,
Oh que mañana tan buena
 que ha resucitado Cristo
Y estamos de enhorabuena.

2
Por esta calle va el hijo
y por la otra va la Madre
que ya hace que no se han visto
desde el viernes por la tarde.

3
Quítale el luto a María
ese luto  tan pesado
y ponerle el de alegría
que Cristo ha resucitado.



4
Quítale el luto a María
ya se lo podéis quitar
que ha resucitado Cristo
 y lo vamos a encontrar.

5

Quítale el luto a María
y ese luto tan pesado
que no es razón que  lo lleve
que Cristo ha resucitado.


6

Ya repican las campanas,
ya vamos en procesión
con María y su hijo
que alegre resucitó.







7

Oh que mañana de Pascua
Oh que mañana de flores
que va la virgen María
con su hijo y sin dolores.


8
Ya  va la Virgen María
Toda muy llena de gozo
Porque ha encontrado a su hijo
Tan brillante y tan hermoso.

9

Ya hemos entrado en la iglesia
Las gracias podemos dar
que van María y su hijo
a as gradas del altar.




10

Vamos  compañeras, vamos
A las  gradas del altar
Que allí está la soberana
Que venimos a  adorar.

11

Me  despido de Jesús
y de la Virgen María
que en la hora de la muerte
me sirva de compañía.





Canciones de Pascua de resurrección en Salvacañete .Del libro FOLKLORE DE SALVACAÑETE

Estas canciones se cantan con la misma música que la primera todas . Hay momentos importantes en las mismas. Cuando dicen en una estrofa “ quítale el luto a María , es e luto tan pesado y ponedle el de alegría que Cristo ha resucitado   le cambian el manto negro  por uno  azul celeste, el de la alegría.. Todas las estrofas reflejan lo  que se va haciendo  en la procesión del encuentro desde que salen por una calle distinta el hijo  y la madre y se encuentran  en la plaza.


Hay  un paraje de Salvacañete llamado el Calvario, situado en un cerrillo al lado de la Caseta de peones camineros, que se llama  así porque antiguamente, a principios del siglo XX se colocaban allí cruces en Semana Santa.  Ese paraje del Calvario aparece en los topónimos[6] de muchos pueblos del antiguo Marquesado de Moya.


Hay dichos populares  de la  Semana Santa  que se repiten en  toda nuestra comarca:
“ Tres días   hay en el año
que relucen más que el sol,
Jueves Santo, Viernes Santo
y el día de la Ascensión”

“ Domingo de Lázaro mate un pájaro,
el Domingo de Ramos lo pelamos,
el Domingo de Pascua lo eché  al ascua
y el Domingo de Cuasimodo me lo comí todo

El domingo de Cuasimodo es el domingo siguiente al de resurrección.


Aspecto lúdico.
En semana Santa se practicaban unos juegos característicos el de la calva y el de la estornija. Ambos están descritos en las páginas siguientes dedicadas a los juegos antiguos. En las aldeas se jugaba mucho  a las cartas sobre todo los hombres al guiñote. Si hacía buen tiempo se ponían a jugar al carasol de una puerta.

Aspecto gastronómico

La época de Cuaresma se caracterizaba, y sobre todo los días centrales de la Semana Santa, por una gastronomía peculiar     para guardar la “ vigilia “ que la iglesia católica impone a sus creyentes y en la que debían abstenerse de comer carne. Esta abstención se ampliaba  a todos los viernes de cuaresma. No obstante, quien pudiese, la iglesia  le daba bula de abstinencia, previo pago de un pequeño donativo. La bula era concedida por el papa.
Durante siglos el único pescado que llegaba a  nuestro pueblo y sus aldeas  era salado: sardinas y bacalao. Además se consumía el que se pescaba en el río: truchas, barbos y luinas, estas últimas abundantes en algunas ramblas. En la década de los años 1950 ya comenzó  a llegar sardina fresca  mantenida en hielo. Las  comidas que se hacían esos días  tenían  como componente el bacalao desalado al gusto, según las familias. Estas son las comidas que se hacían en Salvacañete los días de Semana Santa.


Matambre: Era una sopa espesa hecha con  bacalao cocido al que se le añadía huevos batidos  igual que  cuando se hace tortilla. Eso cuece con el bacalao y se queda una sopa deliciosa. Se le llamaba así porque era muy socorrido por las familias para matar el hambre. De ahí el nombre. Mi abuela materna Juliana lo hacía especial. Recuerdo cuando íbamos  a comer el día de Jueves Santo a la Hoya del Peral con los abuelos Francisco y Juliana.

Garbanzá: sus ingredientes eran el bacalao, los rellenos,  el bacalao desalado al gusto y huevo  duro. El día anterior se ponían los garbanzos a remojo y el bacalao para que se desalase. Se sofreía el bacalao en un sartén  con aceite  y se echaba en la olla donde iba a cocer  acompañado de los garbanzos. Cuando se cocía en olla normal tardaba en hacerse más de hora y media. Cuando estaba casi cocido se le añadían los rellenos  hechos con huevo y pan rallado y un poco de perejil, además de sofritos y los huevos duros enteros. Cuando se servía se le ponía  a cada comensal en su plato un huevo duro, un trozo de bacalao y abundantes garbanzos. Era una comida muy completa.

Guisadillo de Semana Santa: lo hacían algunas  familias. Sus ingredientes eran alcachofas, bacalao desalado, rellenos y huevos duros. Se sofreía el bacalao y las alcachofas. Una vez sofritos con aceite  al gusto se echaba todo  en una cazuela con varios huevos. Se le añadían rellenos hechos con huevo , pan rallado y perejil , los conocidos como “ pelotas”,al menos dos para cada comensal  y se le ponía sal al  gusto.. Se dejaba cocer todo durante una hora al menos, no con demasiado fuego.
Buñuelos: eran muy frecuentes en Semana Santa como postre acompañados de miel.  En una fuente se batían varios huevos, según los buñuelos que se quisiesen hacer, se les añadía gaseosa de papelitos para que creciesen, azúcar  y harina. Se hacía una pasta  espesa y se dejaba reposar un poco para que creciese. Se ponía aceite en  una sartén y cuando estaba bien caliente se iban echando trocitos de masa con un tenedor. Esos trocitos  en forma de bola eran los buñuelos. Cuando se habían enfriado un poco se podían comer bien mojados en azúcar  o con miel.
Otros aspectos de la Semana Santa
En los días de Semana Santa no se podía hacer baile. Eran días de celebraciones religiosas,  de una gastronomía peculiar y de unos juegos característicos.


                        En este lugar del paraje de Santa Ana se inicia el Viacrucis en Salvacañete la mañana de Viernes Santo.




[1] Esa tradición la sigue manteniendo su yerno Vicente Yuste y él se encarga cada año de colocar dichas cruces.
[2] Me fueron facilitadas por Adoración Yuste, que entonces tenía 36 años. Ya se las había oído a su abuela. Por tanto tienen una antigüedad de más de 100 años.
[3] Desfogaron   significa descargaron. Es una palabra del vocabulario de Salvacañete. También significa enfadarse con alguien. “ Me desfogué con él y le dije de todo “
[4] Esta costumbre del judas está  muy extendida  en todos  los pueblazo del antiguo Marquesado de Moya. En algunas localidades como Landete se le ponían críticas a los judas relacionadas con las autoridades del pueblo y criticando lo que no estaba bien. Op cit López Marín, MarianoPregón de las XX Jornadas Culturales en honor a San Julián” 21 de enero de 2006. Casa de Cuenca en Barcelona. 36 págs. Págs. 19-21. Hay muchas  referencias a pueblos de nuestra comarca y la celebración de la Semana Santa y la costumbre del Judas.
[5] Facilitadas por Mariano Yuste el  26-12-1973 cuando tenía 66 años.
[6] Op cit López Marín, MarianoPregón de las XX Jornadas Culturales en honor a San Julián” 21 de enero de 2006. En Landete llevan las procesiones de Semana santa hasta el Calvario, situado a las afueras del pueblo  en las  últimas casas, al lado  del camino por donde viene cada siete años la virgen de Tejeda..

martes, 19 de marzo de 2013

EN HOMENAJE A MI PADRE

Hoy 19 de marzo  , DÍA DEL PADRE, quiero dedicar  este artículo a mi padre Mariano López Marín , fallecido el 27-10-2009.Este año hubiese cumplido  90 años.Hombre trabajador infatigable y ante todo un excelente padre  que junto a mi madre Bienvenida Marín Marín  formaron un matrimonio muy unido durante sesenta años. Ambos han sido ejemplos de padres, de esfuerzo y de entrega  hacia  sus hijos , sus familias , sus nietos, sus hermanos y demás familiares y hacia  las gentes de nuestro pueblo Salvacañete  a las  que continuamente han ayudado en múltiples facetas. Siempre  han estado dispuestos a echar una  mano donde hiciese falta.


               De izquierda a derecha de la fotografía: Daniel  Martínez López, mis padres Mariano López Marín y Bienvenida Marín Marín, Mariano García, Benito Marín y Crescencio Sánchez .Año 1999.Foto del autor.

                                 De izquierda a derecha Mariano   García, Benito Marín, Daniel Martínez, mi padre Mariano López Marín y Crescencio Sánchez en el hogar del jubilado año 1999 Solo queda entre nosotros en octubre de 2014 Daniel Martínez López íntimo amigo de mi  padre.. Foto del autor.

Y lo quiero recordar  por su faceta de agricultor y ganadero, de trufero, de esquilador de ovejas , de hombre de variados oficios  unidos a nuestra tierra  que le permitieron sacar provecho de ella  en  aquello que permitía. Y    a mi hermana y a mi una vida mejor gracias al  esfuerzo de nuestros padres y nuestro  cuando nos fuimos a estudiar a Cuenca  y pudimos sacar nuestras carreras de maestros. Mis padres siempre han estado orgullosos de ello.

Gracias padre por tanto esfuerzo  y allí donde estés disfrutatás  con lo conseguido. Trabajaste mucho, disfrutaste de tu jubilación  junto  a la madre, viajaste, conviviste con gentes diversas, dejaste una gran huella de dedicación y entrega  y sobre todo fuiste un excelente padre y esposo.Todos te recordamos  por  esa virtudes  que adornaron tu persona  y hoy en este DÍA DEL PADRE quiero destacarlas.

Este  texto que hay a continuación  forma parte de mi último libro publicado TIEMPO DE TRASHUMANCIA ( Ediciones Rodeno, Cullera 2012)  .libro dedicado  también a mi padre.

                            Corral del  estrecho de la Tejería ( SALVACAÑETE)  Mi padre me acompañó a realizar esta fotografía  y otras en la primavera del año 2009.

Cuando mi padre fue  pastor y ganadero

En mi casa siempre ha habido  ganadería ovina,  y algo de cabrío,  hasta  que mi padre se jubiló en 1978, aunque  conservó algunos  animales. Incluso algún año tuvimos algún novillo de engorde.

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            Mi padre llevó el ganado con sus hermanos Catalino Miguel y Felix durante los primeros años porque el rebaño  era de mi abuelo Francisco López Perea, de la aldea de  Hoya del Peral. Eran años de “Bajar y subir del reino”, de contratar  pastores, dé ir a esperarlos en la subida   a los Corrales de la Tejería, cerca de Casa Nuevas, lugar de paso de la Vereda trashumante procedente de las comarcas Valencianas  de la Hoya de Buñol, del Campo del Turia, de los Serranos o incluso de la Ribera. En esta última comarca  bajaban  a los pastos que quedaban cuando segaban el arroz. Lo llamaban ““bajar al arnachal”, entendiéndose por arnachal la zona  que inundaban para sembrar el  arroz  en tierras de Sueca y otras localidades. Hubo pastores  que  arrendaban sus ovejas “ a medias” con  ganaderos de la zona de la ribera. De las crías que hacían durante el invierno ,cuando regresaban en primavera recibían la mitad. De este contacto  de los pastores de nuestra zona con los habitantes de las comarcas valencianas donde hibernaban han llegado a Salvacañete y su comarca palabras nuevas procedentes del valenciano,  costumbres como la  de hacer las morcillas aquí  con una mezcla de arroz y cebolla, utilización de la pólvora en fiestas, etc .Y a la inversa los pueblos a donde llegaban los pastores trashumantes de Salvacañete y de otros lugares se  empapaban de nuestra cultura, de nuestra lengua y también  de ese contacto surgieron matrimonios  entre  pastores de Salvacañete y chicas de Domeño, Casinos, Sueca, Turís, Alborache, Marines,   y  otros lugares. Incluso hicieron  y mantienen grandes amigos en la zona. No hace muchos años, mi padre  se encontró en Chulilla, cuando fue al balneario, con un gran amigo suyo de la época de la trashumancia .Llevaban sin verse  más de cuarenta años.

Cuando yo tenía  siete  u ocho años mis tíos y mi padre   separaron el ganado del abuelo y cada uno tenía las suyas, aproximadamente ciento cincuenta animales. Para la guarda se juntaban con otros ganaderos  y  reunían un rebaño mas grande. Así solamente debían ir de pastores un  par de días  a la semana. Al verano mi padre las daba “a guarda” a algún  pastor para que se las cuidase hasta San Miguel. Era la época de la siega de los forrajes, berzas, avena en rama que segaba verde para  que los animales la consumiesen seca como forraje, pipirigallo que se cultivaba en secano y era un excelente alimento para el invierno y alfalfe o alfalfa, cultivado en  la vega  , en regadío. A este último se le daban hasta  cuatro cortes, se secaba y se guardaba como  alimento para el ganado para el invierno. Se consumía   troceado para las ovejas, vacas y cabras  y molido  para los cerdos, mezclado con agua y harina. En verano  a mi padre  y  a toda la familia se se nos  amontonaban las  faenas. Era también esquilador ,iniciando  su andadura en esta profesión   esquilando con tijera para pasar con el transcurso de los años a manojas movidas por la fuerza motriz de  una máquina  accionada por una manivela, que durante todo el día del esquilo movía un manillero, contratado por el esquilador. Terminó sus días de esquilador utilizando una maquina eléctrica. Iba en cuadrilla con mis tíos Miguel, Felix, Amador, con su primo Pantaleón Moreno  y durante mucho tiempo con el tio Telesforo Yuste, famoso esquilador también de caballerías. Se desplazaban por  Salvacañete y sus aldeas  y  durante muchos años por las zonas limítrofes de Cuenca y de Teruel. Era necesario ganar un dinero  en épocas  que no era fácil ganarlo. Estaban un mes  largo esquilando. Durante la época del esquilo mi madre , mi hermana y yo nos hacíamos cargo de cuidar  corderos de engorde  en el corral, recoger todos los forrajes para el invierno y guardarlos en el pajar , atender la vega donde había que excavar patatas o remolachas  y recalzarlas ,regar , atender el huerto familiar  y un largo etcétera.  Todo ese trabajo lo hacíamos cuando mi hermana y yo volvíamos de vacaciones  de nuestros estudios en Cuenca. Todos los brazos eran pocos para  tanto  trabajo en ese momento.
En julio la siega, sin olvidar atender el cuidado de los pedazos de la vega y los animales que había en el corral y en la  gorrinera. Un mes largo de siega , acarreo de mieses y de   mucho trabajo que culminaba cuando se hacia la trilla en agosto, hasta el día de la Virgen  aproximadamente sobre el día quince. Muchos días cuando volvíamos de la siega había que recoger hojas de remolacha  o alfalfe verde para los cerdos, o un buen haz de cenizos para alguna oveja que hubiese parida en el corral. Se aprovechaba todo. Muchos veranos mi padre  tenía corderos de engorde que compraba pequeños por un tanto y, una vez engordados, los vendía. En nuestro corral continuamente había  ovejas  para criar o corderos para  engordar. Siempre fue muy trabajador y luchador.
En el mes de agosto  los rastrojos  de los pedazos que habían estado sembrados de cereales en la vega , mi padre los labraba    y  sembrábamos  coles forrajeras o   nabos para utilizarlos ambos como  alimento para el ganado en invierno. Las coles se trasplantaban de las  que  obteníamos de un semillero previamente sembrado en primavera  lo que se conocía  como “hacer un plantel” o las  comprábamos a quienes vendían plantel. Una vez trasplantadas se regaban y prendían enseguida. Siempre  se ponían bastantes  que tuviesen “ grumo” para tener verdura para el invierno , tanto en ensalada  como cocido Los nabos se sembraban  con semillas “echadas  a boleo” sobre la tierra labrada. Después se envolvían las semillas con el arado.
Cuando acabamos la  trilla mis padres y yo nos íbamos a segar espliego, cuando este se segaba .Había que madrugar mucho para encontrar buen tajo y que otros vecinos no te lo quitaran. Estábamos hasta que hacíamos dos cargas, desde las cuatro  a las cinco de la mañana  hasta las  tres o a las cuatro de la tarde que regresábamos con varias arrobas de planta en cada  caballería. En el camino de ida y vuelta se iban a veces tres horas  andando. Fui con  mi padre muchos años a esta actividad, y salvo algunos años que éramos mi hermana y yo  mas  pequeños , el resto del tiempo ya no venía mi madre. Era una forma de ganar un dinero que venía muy bien  para  los gastos de la casa, para comprar “los majos” de las fiestas de septiembre de Salvacañete y para infinidad de cosas. Entonces en Salvacañete había mucho espliego y se  recogían entre el pueblo y su aldeas mas de 20.000 arrobas  que se destilaban en el paraje del Desmonte  donde se instalaban 4 calderas con sinfines de destilación, aprovechando el agua del riachuelo próximo. En otros lugares como las aldeas de Casas Nuevas, el Valle Carmona y el Rento de  Masegarejo también se instalaron alguna vez cuando la cosecha era muy abundante.
Para San Miguel recogida de las patatas .Antes se permitía que los pequeños rebaños familiares pasasen a la vega a” comerse las patatas “ aprovechando la hierba que tenían  o a “ comerse un rizal”, forraje que había salido en pedazos  que habían  estado sembrados de cereal  Una vez segados, por la lluvia  o el agua de riego.  las semillas que habían quedado   germinaban y crecían con las buenas temperaturas otoñales. Era un pasto muy estimado que también se daba en secano en los lugares donde había estado el cereal, conocidos como” la añá” si ese verano había llovido. En San Miguel se contrataban los pastores o se seguía con el mismo. Era época también de recogida de “ gallubas” ,bayas de enebro  utilizadas para hacer ginebra. Fui con  mi padre y con mi tío Miguel varios años en otoño a recoger este producto muy abundante algunos años y que  nos lo  pagaban a buen precio. San Miguel era también época de paridera de ovejas y si la San Miguelá era buena porque había  llovido al verano  bastante, se llevaban estas ovejas a comerse los pipirigallos” que habían rebrotado tras  su siega en junio. Era una forma de complementar el alimento de estos animales con pasto fresco.
En invierno mi padre tenía casi siempre sus ovejas en el corral. Se  dedicó durante mas de cuarenta años a buscar  trufas, ese preciado hongo en otro tiempo muy abundante en nuestros carrascales y en la actualidad en regresión casi total. Muchos factores han influido en ello; la sequía, el jabalí que destruye los truferos  porque las busca para comérselas y la  sobreexplotación de los truferos. Ya hace años me lo comentaba mi padre que iban a menos. En la  actualidad hay ya muchas plantaciones de  carrascas con trufas pero   es necesario hacer mucha inversión y  conseguir el fruto  tras más de diez años. En esta estación alimentábamos al ganado con  forrajes: pipirigallo, alfalfa seca, berza, avena  en rama, paja de berza o de yeros, esta última se compraba en la Mancha. También formaban parte de la alimentación del ganado los  nabos, las remolachas forrajeras  y las  hojas de las mismas, algunos cereales como la cebada y la avena, las manzanas que se caían al suelo y las patacas, tubérculo muy abundante en otros tiempo en nuestro pueblo y comarca. Estás patacas había que  lavarlas  en invierno porque tenían mucha tierra y después molerlas. En la actualidad ,año 2012,hay un proyecto de una empresa de Cuenca para utilizarla la pataca para producir biogás. La planta de transformación se situaría en Villar del Humo y  recogería toda la producción de la Serranía Baja de Cuenca. Los nabos se  troceaban en cuadritos pequeños, en las noches  cuando se trasnochaba, para echárselos a los animales. Recuerdo ver a mi padre hacer esta actividad. Con la llegada de la máquina de moler remolacha se facilitó la labor para preparar nabos y remolachas para el ganado. El forraje se lo echábamos directamente en las canales o comederos o los troceábamos con el  “ resegador”, máquina formada por una  cuchilla curva  unida a un mango y colocada sobre un banco. Troceados lo aprovechaban mejor. Las coles  también “se  resegaban” , se troceban con el resegador. Había que cogerlas en los duros días de invierno. Recuerdo ir en vacaciones de navidad, cuando era estudiante, a por coles a la vega , muchas veces con nieve. Las atábamos en haces y las cargábamos en una caballería,, en las “amugues”, palos con sogas que se colocaban en la “albarda” del animal.. Se combinaba la dieta blanda de  remolachas, nabos y  coles con la de forrajes, paja y granos de cereales. En los años de la posguerra y hasta bien entrados los años 1950 se completaba la alimentación del ganado .que no había ido al reino  en invierno. con ramas de sabina  y el gobierno permitió el ramoneo, en la actualidad  prohibido. Los corderos, hasta que  vino el pienso compuesto, se engordaban con cereales. Ya, al inicio de los años 1960 llegó  el pienso compuesto   para corderos, cerdos y  novillos. Lo distribuía en Salvacañete y su comarca Piensos sol de Teruel. Aquí había un almacén  de dichos  piensos en la Hermandad de labradores y ganaderos que atendía su secretario, después alcalde de Salvacañete, Ángel Marín Valero, primo de mis padres. A  muchos ganaderos, entre ellos a mi padre se los traían directamente de fábrica.
En invierno también era época de sacar los corrales.. Mi padre lo sacaba  y por medio de caballerías y del remolque del tractor después lo llevaba a un estercolero , situado fuera del pueblo para que se terminase de pudrir.  Con ese estiércol se estercolaban y se estercolan  los pedazos donde se siembra . Es muy buen abono natural para pedazos de huerta aunque  hace que nazca mucha hierba. El trabajo de sacar los corrales era duro y yo le ayudé muchas veces a m padre .Debíamos utilizar unos ganchos para  poder removerlo, la horca estercolera y la canasta del estiércol Para cargarlo en el tractor una carretilla. En la actualidad las modernas naves para el ganado permiten meter maquinas dentro de ellas y es más fácil sacarlo..
Mi padre dedicaba también un tiempo a  construir canales para el ganado. En la serrería del tio David Garrido   preparaba las maderas de algún pino o chopo que había cortado. En algunos ratos que estaba en casa las hacía, lo mismo que construía cajones de madera para las manzanas. Otra actividad que  hizo mi padre a lo largo de su vida, igual que otros pastores y ganaderos  era reparar los corrales de ganado familiares que había en el campo propiedad  del abuelo y de la familia. Había que retejarlos, arreglar alguna puerta, algún trozo de pared que se hubiese caído, para tenerlos siempre en buen estado. Eran necesarios para encerrar el  ganado en caso de tormentas, en la paridera para tener las ovejas de cría y para tener abono natural para los pedazos próximos. Eran  edificios unidos a la actividad ganadera y agrícola muy estimados.
También colaboró mi padre muchos años en  la actividad de arreglar los tornajos de los abrevaderos de ganado tan importantes para que los animales pudiesen beber  donde había fuentes. Eso era una labor de los pastores y que la Hermandad de Labradores y ganaderos potenció. En los años 1980 se pusieron los últimos tornajos de  madera en Salvacañete en algunos abrevaderos, labor en la que colaboró mi  padre  junto a otros ganaderos. Recuerdo ver vaciar los troncos de pino cerca de nuestra casa utilizando hacha y motosierro.
 Mi padre , junto a Daniel Martínez López ,descuartizando un  cerdo   en nuestra casa.

Rebaño de los hermananos Abilio y Fermín Muñoz de Casas Nuevas ( Salvacañete ) junto al embalse de Buseo en el año 2001.Foto antonio García Lacruz.Gracias.
La Hoya del  Peral, aldea de donde procedían mi padre y mis abuelos.

(C) MARIANO LÓPEZ MARÍN

lunes, 18 de marzo de 2013

BUSCANDO EL CASTILLO DE SERREILLA . Al—S.zal.h


BUSCANDO EL CASTILLO DE SERREILLA .  AlS.zal.h
MARIANO LÓPEZ MARÍN



Para mí es un honor hacer la recensión del último libro de mi buen amigo Niceto Hinarejos Ruiz con quien comparto pasión por la investigación de la historia de nuestras  tierras, él de su Alcalá de la Vega natal y yo de Salvacañete y ambos de las antiguas Tierras de Moya.




En el mes de enero recibí este último libro ”Buscando el castillo de Serreilla” que completa su larga lista de títulos publicados sobre las Tierras de Moya y sobre su  querida Alcalá de la Vega . Algunos de estos títulos los ha hecho en colaboración: Moya, su historia, sus hombres, sus tradiciones (Valencia, 2001), Moya (Cuenca), tierras de frontera (1269-1375), Historia y documentos a la luz del Archivo de la Corona de Aragón (2007). Otros son solamente suyos, siendo también su editor: Alcalá de la Vega: un pueblo perdido y hallado (Madrid, 1998), El castillo de Serreilla (Madrid, 2004 y Zara (Madrid  2008);  esta última una novela histórica ambientada en la tierras de Moya y de la cual también hice su recensión en la Revista Moya, de la cual ambos somos colaboradores asiduos.
Éste es un libro de investigación profunda de la situación del desaparecido castillo de Serreilla partiendo de los documentos de los archivos catedralicios de Cuenca, Albarracín, Toledo y de multitud de archivos nacionales y locales, Archivo Histórico Nacional, Archivo Histórico de Cuenca, Real Chancillería de Granada, archivo de Molina de Aragón, de Daroca y por supuesto de Alcalá de la Vega  donde  el autor pudo salvar las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada de 1752 y desde las cuales comenzó su investigación silenciosa y constante, durante muchos años, del  misterioso castillo de Serreilla que desapareció cuando Moya fue poblada.¡Qué suerte han tenido los de Alcalá de la Vega con tener a una persona de la talla intelectual y humana de Niceto Hinarejos Ruiz! Y amplío esta suerte a las antiguas Tierras de Moya que han podido contar con sus extraordinarias investigaciones que han dado luz a muchos temas oscuros de la historia de Moya y sus tierras.
El  libro  está  encuadernado en tapa blanda –17x24 cm-, ilustrado con fotos en blanco y negro, y en color, 168 páginas, cuya edición se imprimió en Madrid en 2012, “en el 800 aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa” (1212-2012), fecha importante para la historia de estas tierras y de España. La dedicatoria dice mucho de la personalidad de su autor y de su gran amor y dedicación al pueblo donde nació y vivió bastantes años:
A todos los que ya se fueron y a los pocos que quedan que no pudieron hacer otra cosa, todos los días y durante siglos, que, agarrados a la esteva, guiar el arado por los “rochos” de las empinadas cuestas de nuestros montes tras dos mulos uncidos, usar la hoz y la zoqueta durante la siega espatarrados sobre el abultado surco de besana que aguantaba la mies, soportar sobre el trillo y la parva las calimas del mes de agosto, aguantar el picor del tábano al aventar contra el solano y cargar costales de trigo hasta el molino. Y sólo, para poder comer pan cada día....
¡Que gran dedicatoria, amigo Niceto, a las gentes de tu pueblo trabajadoras y entregadas  a esa tierra que les vio nacer y a la que se dedicaron en cuerpo y alma para sacar el  escaso fruto que daban!
El prólogo del libro es de nuestro común amigo Miguel Romero Saiz, recientemente nombrado Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia y es para quitarse el sombrero. Ya al principio se arranca con una sentencia de Séneca: El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo. Aquí demuestra el amigo Miguel que se ha leído el libro y que conoce no sólo su contenido, sino la íntima lucha del autor -un latinista metido a historiador- por defender contra viento y marea su tesis acerca de la ubicación de la antigua Serreilla de las crónicas bajo medievales de conquista. Analiza las motivaciones del autor para escribir su obra y nos acaba descubriendo al propio autor con sus características personales de “sencillez y honestidad” a la hora de plantear su hipótesis. De paso destaca la capacidad de trabajo del ponente y su conocimiento de las herramientas metódicas e instrumentales que le permiten bucear en los vetustos pergaminos gótico-latinos, donde moran los signos indescifrables de la historia y sus caminos, vías que muchas veces son vericuetos tortuosos que no siempre llevan a alguna parte. El prologuista acaba alabando el trabajo del escritor, afirmándole en su justificado orgullo, advirtiéndole que “en la vida no hay soluciones (definitivas), sino fuerzas en marcha”. Potencias que por otra parte no vienen dadas, sino que hay que crear cual avenidas o sendas, para facilitar que las soluciones puedan llegar. Este y no otro ha sido el gran mérito de nuestro amigo Niceto: allanar la ruta para que las verdades de la Historia lleguen. No sólo su verdad, sino lo que dicen los documentos.






En el preámbulo el autor esboza las líneas maestras del contenido de los capítulos siguientes... La causa del oscurecimiento de las antiguas poblaciones que formaron el marquesado de Moya, poblaciones que ya eran viejas cuando se fundó Moya, se halla en la propiya, que “urgió artificial, tardía y poco espontáneamente por mandato real...”. 
El propósito del libro de Niceto Hinarejos Ruiz es demostrar la ubicación de Serreilla y su castillo, comenzando por afirmar una hipótesis general: “Serreilla fue hasta que apareció Moya, a la que cedió su jurisdicción y su hegemonía, estuvo en lo que fueron sus tierras y se olvidó porque Moya, transmisora de noticias, no llegó a conocerla”. Reconoce el autor que, “aunque no exento de riesgos quiere exponer su verdad  sobre una `parte de estas tierras de Moya, convencido que es la verdad. Verdad a la que solamente se llega estudiando todos los documentos y testimonios escritos medievales, conectados con otros datos locales muy particulares y relevantes, que fueron desconocidos o pasaron desapercibidos”. Para Niceto “ ser hijo de Alcalá de la Vega, conocedor de sus peculiares datos históricos, de sus tradiciones leyendas, costumbres, rituales, mitos, de sus señores mayorazgos y sabedor de inéditos documentos medievales unieron dos elementos imprescindibles para una aventura  afortunada, capaz de enfrentarse sin riesgo con alguna parte de la historia transmitida
Las crónicas castellanas no nos informan sobre Serreilla porque, cuando esta zona se incorporó al reino castellano y al obispado de Cuenca (1232), “Serreilla ya no era, estaba casi enterrada en un desolado montículo, bello mirador lleno de ruinas, sumido en el abandono y la desolación…”en palabras del autor. Mientras, siguiendo los deseos de Alfonso VIII, se levantaba el gran bastión de Moya con nueva historia y, a un cuarto de legua más al Norte del meandro, donde se asentaba la fortaleza  de la antigua Serreilla, cimentada sobre estelas visigodas, huyendo de la escabrosidad del terreno y olvidando sinsabores, Alcalá de la Vegahabía trasladado los bártulos y despojos que pudo recoger de su antigua y destrozada morada para, desde una nueva posición menos agreste poder vigilar con más eficacia y comodidad la gran vega de la Cerreilla, la vega del mijo, y acercarse más al molinero harinero templario y a las nuevas instalaciones y servicios dimanados de las dotaciones otorgadas por Ramón Berenguer IV en 1142 a las tierras concertadas a los templarios tras la nueva norma y doctrina de Daroca“

Mapa de lo que fueron las tres diócesis visigodas de Valeria, Segóbriga y Arcábrica.Tomado de la biografái de faccebook de Castillo de Quelasa

Con el título “Puzzle de la Historiase inicia el capítulo I de esta publicación donde de forma muy documentada nos cuenta el autor el devenir histórico de los obispados visigodos de Valeria, Arcábriga y Segóbriga, la creación y evolución del  Obispado de Albarracín y su incursión hasta Huélamo y Cañete y la entrega de las iglesias de Cañete al obispado de Cuenca. Dicho obispado de Cuenca fue creado por el papa Lucio III en 1182 mediante sendas bulas, una dirigida a Alfonso VIII, conquistador de Cuenca, y otra a su primer obispo Juan Yáñez, con la intención de unir  los primitivos obispados de Arcábriga y Valeria en uno solo con sede en Cuenca. Pero este proyecto de obispado va a chocar con los intereses del obispado de Albarracín, que se hacía llamar segobricense, tenía una parte de Arcábriga y pretendió también, cuando llegó la conquista, aquella otra parte de las tierras del Cabriel, de clara  pertenencia a Valeria. En este mismo capítulo se analiza el papel de Cañete y cómo el obispo de Albarracín cedió la jurisdicción de Cañete al obispo de Cuenca en 1190, alegando que en su día perteneció a la primitiva jurisdicción de Valeria. El obispo Juan Yáñez , con fecha 16 de enero de 1195, entrega para vestuario de los canónigos de Cuenca  la mitad del diezmo de todas las iglesias de Cañete y de su término, los diezmos del portazgo, de las quintas y de las salinas de Cañete. Estas salinas  estaban y están localizadas en el  actual pueblo de Salinas del Manzano. Alfonso VIII fortaleció este privilegio con fecha  10 de septiembre de 1195, para dar mayor consistencia a la separación de Cañete de la Iglesia de Albarracín. Otro aspecto importante de este capítulo primero son las circunstancias históricas unidas a los reyes de Aragón, remontándose a Alfonso el Batallador, que tuvieron que ver con las  repercusiones y consecuencias de la creación del obispado de Albarracín y de los problemas que surgieron al querer delimitar el de Cuenca. De forma extraordinaria y manejando mucha documentación explica el autor los pormenores de la extensión del conde de Barcelona hacia Aragón y zonas próximas de un vasto territorio para su repoblación  ”extendido hacia el Sur por el interior de las montañas  que custodiaban al primera franja de tierras  y de castillos junto al mar, por tierras todavía en poder de los moros, que entrega a los Templarios” que serán los encargados de llevar a cabo su puebla y su conquista. Todo esto se recoge en las Cartas de Daroca que citan  los castillos de Ademuz, Castielfabib y Serreilla. También el fuero de Molina fija límites  para  el condado de Molina, representado por Don Manrique de Lara, tan caprichosos como inclusos en los límites de Daroca y coincidentes ambos en  algunos lugares. El río Cabriel se convirtió en frontera de Castilla. Alfonso VIII, tras conquistar Cuenca y llegar hasta Alarcón, debido a pactos y alianzas contraídas con los árabes, paró sus conquistas en las riberas de este río. Pero Pedro II, rey de Aragón, no respetando estos compromisos  entró en el pasillo comprendido entre el río Cabriel y el Turia. En esta entrada ganó tres castillos  muy importantes en las  fronteras del reino de Valencia que fueron Adamuz, Castelfabib y Sertella (1210). Don Rodrigo Giménez de Rada  reclamó los derechos sobre Moya desde la fecha en que Pedro II entregó a Albarracín las iglesias de El Cuervo, Pina Jahya (Castiel y Ademuz) y Serreilla. El obispo de Cuenca, D. García, estaba disconforme con la asignación de parte de Valeria a Albarracín en 1211 y a esa otra parte asignada por el arzobispo en 1219, es decir Serreilla, Santa Cruz y Mira. Y, ante esta disconformidad, el arzobispo Giménez de Rada, recurrió al papa Honorio III, recabando su apoyo para sus adjudicaciones. A lo que el papa respondió nombrando un tribunal que se encargará de delimitar las lindes de las  iglesias de Albarracín y Cuenca. Esto se dirimió en el juicio eclesiástico de Burgos que, al no tener datos concretos y fechas exactas, dilató la solución del conflicto y se vio  obligado a crear una comisión para estudiar todas las cuestiones y determinar los límites diocesanos entre Albarracín y Cuenca y los derechos diocesanos de Moya.
En 1190, las iglesias de Cañete, que estaba bajo la autoridad del Azagra, tras haber arrebatado Alfonso VIII al Azagra entre otras cosas, las salinas de Fuente Manzano, circunstancia preliminar a la cesión diocesana de Cañete a Cuenca por parte de la iglesia de Albarracín. son entregadas a la nueva diócesis de Cuenca, aduciendo que un día esta zona perteneció a Valeria y que Albarracín las poseía poco lícitamente. (A.C.C.I. Caja 1 nº 13)
Texto y mapa tomados de la BIOGRAFÁI DE CASTILLO DE QUELASA. Gracias.


Otra parte importante de este puzzle histórico lo constituye un apartado de esta obra en la que se explica como el Arzobispo de Toledo da en feudo a Gil Garcés  Serreilla, Santa Cruz y Mira, sin aguardar el dictamen de la Comisión, con los consiguientes problemas para el obispado conquense. Será el obispo de Tarazona el que recibirá el encargo del papa Gregorio IX de poner fin al conflicto entre las iglesias de Albarracín y las de Cuenca y los derechos diocesanos de Moya. Así se repartieron las iglesias de Vallanca y Santa Cruz para Albarracín y  Mira y Alcalá de la Vega para Cuenca.
Con el capítulo II “Buscando el  castillo de Serreilla” comienza realmente  la parte importante de este trabajo de investigación que no se podría entender sin el  capítulo I dedicado a aclarar aspectos históricos importantes. Desde un principio el autor parte de las características exigibles a Serreilla: “Restos de poblado preislámico y restos de castillo árabe; castillo de cierta relevancia limítrofe con Ademuz, situado en las tierras de Moya y al que se le pueda aplicar las prerrogativas de las Cartas de Daroca según Liber Feudorum Maior (Primus): tierras templarias y diezmos eclesiásticos”.
A lo largo de todo el capítulo va desgranando el autor, con aportaciones  documentales amplias, todos estos aspectos comenzado con la localización de Serreilla en los términos de Alcalá de la Vega. A continuación aporta datos de este castillo de AlS.zal.h o Xerrrella y de otros muchos castillos conquistados a los árabes  pertenecientes a la jurisdicción de Valencia, entre los cuales no se encuentra Serreilla, según demuestra Niceto documentalmente. Este castillo de Serreilla era limítrofe con Ademuz en “Tierras de Nadie” y sus vestigios no siguieron el mismo camino que los demás castillos de las cartas de Daroca de los que si hay restos. Tal vez dice el autorpor la pérdida de provecho o interés fronterizo sufrió primero el abandono y más tarde su total olvido histórico”. Es interesantísimo el estudio que complementa este apartado del castillo de Serreilla en el que Niceto Hinarejos estudia otros castillos  cercanos con sus coordenadas geográficas y su situación. Además hace un estudio pormenorizado del castillo de Al-Qala o Quelasa con profusión de datos, croquis, mapas y excelentes fotografías a todo color  para demostrar que  el castillo de Serreilla es el de Al-Qala o Quelasa “porque el no haber otro en la zona y ser un castillo relativamente importante lo convierten en único y exclusivo, capaz de asumir las prerrogativas de las Cartas de Daroca y de la doctrina reflejada en “ Liber Feudorum  Maior (Primus)”.
 Analiza también el autor en este mismo capítulo las prerrogativas de las Cartas de Caroca aplicadas a este castillo: Eran tierras dadas a los templarios para repoblarlas, en ellas había que ir preparando su puebla, su conquista y sus iglesias, a las que se les reservaba el diezmo de todas las tierras y, además, a algunos lugares de las mismas Alfonso II de Aragón y Pedro II les habían confirmado estos Fueros o privilegios.

Según Liber Feudorum  Maior los lugares de las Cartas de Daroca disponían del 20% de todas las tierras conquistadas a los infieles, del 10 % de la parte real, la décima de las posesiones del rey, una parte de los tributos que el rey  taifa de Valencia pagaba al conde y del diezmo eclesiástico exigido para las restituidas iglesias  primitivas antes  de que en 1158 Adriano IV aprobara la renuncia de las Órdenes Militares a la herencia del Batallador.
Con  el encuentro de los viejos documentos de las respuestas de los vecinos de Alcalá de la Vega a las cuarenta preguntas del Censo del Marqués de Ensenada,  aparecidos entre papeles del ayuntamiento para eliminar, el autor encuentra datos que  confirman los privilegios del rey Alfonso concedidos al Común de Alcalá de la Vega.. Este documento y otros muchos más aparecen en esta obra transcritos por el mismo Niceto Hinarejos. Ampliamente explica el autor cómo los bienes del Temple en Castilla fueron otorgados  por el papa  Juan XXII en1319 a la Orden de San Juan .Las tierras de la herencia templaría en Alcalá de la Vega se les denominaba Heredad Coronada Común, descrita pormenorizadamente por el autor, con los lugares que la formaban y  cómo fueron a parar a manos del Marqués de Cañete, del Marqués de Moya; y cómo también las tierras del Diezmo pasaron con la desamortización a familias pudientes de distintos lugares del marquesado de Moya, que se conocieron como “ mayorazgos” y que lindaban con las propiedades del Marqués de Cañete; lo que delataban su común origen.
Foto: Ya casi nadie se acuerda de los “Mayorazgos”. A medida que han ido desapareciendo las personas que, durante siglos labraron los “rochos” de los montes para el pan de cada día, cultivaron la vega para que con sus frutos y mediante el canje se atendieran a las necesidades elementales de supervivencia, y se acabaran las disputas de lindes y de ribazos, también han acabado las referencias a los “Mayorazgos”, capaces por sí solos de acabar o provocar polémicas y desavenencias: Y no sin razón: por algo eran desde 1844 los que mayor extensión de vega cultivaban.
Desde 1158, la ermita de Ntra. Sra. de Alcalá, representando la primitiva parroquial preislámica, era dueña de gran cantidad de tierras (10% del total) otorgadas por R. Berenguer IV, a instancias del papa Adriano IV, para el sostenimiento de la nuevamente establecida parroquial. Esta particularidad constituía un caso especial y único en la provincia de Cuenca, difícilmente comprensible para los desconocedores de la Historia.
Tal vez llegarían a las 500 Has. Casi durante SIETE siglos, estas tierras fueron cultivadas en común bajo unas obligaciones comúnmente aceptadas. Nadie se distinguía, las tierras estaban equitativamente repartidas y el equilibrio social era una de las características propias del pueblo.
La desamortización (1840—1865) rompió ese equilibrio: Celedonio Montero, Antonio Zafrilla, Aquilino Jiménez, Juan Bautista y Tomás Sáiz, Mariano Férriz y Hermenegildo Pérez de El Cubillo adquirieron todos estos bienes y se rompió el equilibrio social reinante.  Y al ser llamados Bienes del Mayorazgo, sus adquirentes se llamaron, o los llamaron, LOS MAYORAZGOS. Fueron los nuevos ricos.
Sólo los más mayores lo recuerdan: hace muchos años que nadie habla de “los Mayorazgos”. La década de los cincuenta acabó con una tradición y con una forma de vivir, de pensar y de sentir……..

He aquí el cuadro de distribución de los Bienes del Mayorazgo:

Titulares  que adquirieron  los BIENES DE MAYORAZGO  de las Tierras de la Ermita de Nuestra Señora de Alcalá de la Vega ioHeredad de Santa María.
Tomado de la BIOGRAFÍA  de  CASTILLO DE QUELASA.Gracias.

En este mismo capítulo analiza el autor cómo estas tierras del Diezmo, conocidas como la Heredad de Santa María o bienes de Mayorazgo fueron adquiridas por Celedonio Montero con 15 hectáreas de las mismas en la desamortización de 1844;  por Antonio Zafrilla de Algarra que adquirió 25,675 hectáreas; por Aquilino Jiménez, natural de Algarra, que compró 63,576 hectáreas en 1844, ahora en poder de sus descendientes; por Juan Bautista y Tomás Saiz de Tejadillos que adquirieron 23 hectáreas y también el edificio del Mayorazgo. Todas estas adquisiciones están muy documentadas en la publicación.
En el epílogo el autor analiza las consecuencias de esta pérdida para la iglesia de Alcalá de la Vega y del Cubillo: 500 hectáreas de labor propiedad de la ermita de Ntra. Sra. de Alcalá, heredera de la primitiva parroquial del poblado de Serreilla, de las  que había sido titular desde 1158 hasta 1884-1856.
Aporta fotos y documentos a tal efecto y concluye con unas palabras que dan sentido a toda su obra: ”Si mi condición de ser hijo de Alcalá y conocedor de sus tradiciones me favoreció en la búsqueda, mi independencia para la búsqueda e interpretación de documentos  medievales me llevó a saber. Dos condiciones que, de haber faltado una, mi aventura hubiera sido imposible

El apéndice documental que acompaña a la obra es muy completo. Son veinticinco documentos fundamentales que el propio Niceto ha traducido con su buen hacer y su gran  conocimiento del latín, de la paleografía y del castellano antiguo.
Una obra muy trabajada, fruto de muchos años de esfuerzo, de visitar archivos diversos, de recorrer lugares y de un gran conocimiento de su pueblo y de la zona de Moya y zonas limítrofes.
 ¡Enhorabuena, amigo Niceto, porque has marcado un nuevo hito en la historiografía de las tierras de Moya! Has dado luz a un gran misterio que es la localización de Serreilla que tú has demostrado con gran profusión documental que  estaba localizada en el término de Alcalá de la Vega, junto a la ermita de Ntra. Sra. de Alcalá, en un meandro  que forma el Cabriel.
Me alegró enormemente de esta publicación y que tengas salud para seguir ilustrándonos con nuevas investigaciones de estas tierras de Moya que empiezan a recuperar su verdadera historia.


                                  Mariano López Marín

                                  Utiel, 23 de febrero de 2013



Foto: La grandeza del paisaje custodia el recinto que, por sagrado, mítico  y atractivo, cualquier alcaleño siente gozo y placer al visitarlo. Sabe que es la cuna de sus antepasados y lugar de peregrinación de muchas generaciones. Miguel Ramírez Collado nos obsequia con esta foto.



 Foto: LA CABECERA DEL RIO CABRIEL
 El Vallecillo  (Teruel), situado en la misma cabecera del río Cabriel,  donde brotan sus primeras aguas, conserva por esta circunstancia y por presidir este gran valle que, tras vencer el estrecho, se abre ampliamente y se extiende hasta el molino de San Pedro y los límites con las Veguillas (Torreforte) de Salvacañete (Cuenca) para continuar hacia el Sur, vestigios muy tempranos en el tiempo de la presencia del hombre. 
Incluido en unas tierras a las que Alfonso El Batallador llamaba  “inhóspitas, sin cultivo y poco pobladas”, este fértil gran valle del Cabriel se apartaba de la sentencia del Batallador y dio lugar importantes heredades agropecuarias y grandes explotaciones ganaderas debido a la abundancia de agua y de pastos.
Ya en el siglo XII,  mucho antes de que los reyes de Aragón hicieran lo mismo en otros lugares de Teruel, los Azagra de Albarracín dan concesiones para conseguir su puebla con especiales libertades, ventajas y exenciones que motivaran a los nuevos moradores. Esto dio lugar a que los Concejos disfrutaran de grandes propiedades y dehesas que, a veces, cayeron en manos de familias notables que fueron sobresaliendo y aumentando su influencia a medida que se incrementaba el pastoreo como consecuencia de la demanda de lana. Es el caso de las familias Tobías, dueño de los pastizales La Prada; los Cavero, dueños de Torre Cavedo y, más tarde,del Molino de San Pedro; y Juan Vellido, de donde hay quien dice proviene el nombre de Vallecillo (Val de Vidillo), dueños de la zona de El Vadiello, en clara alusión al vado para cruzar el río,.Prados del Hoyo o Prados Quemados y de la Puerta, en alusión a la entrada al valle Cabriel, hoy Arroyofrío.

Adentrándonos  en la provincia de Cuenca, vemos que, a principios del siglo XIV, surgen alrededor de nuevas explotaciones ganaderas varios caseríos aprovechando las ventajas que proporciona el río: La Nogueruela, La Peraleja, Las Veguilla, El Masegoso, El Masegar, Los Cortijos, Fuentes Claras (más tarde Salvacañete). Circunstancia que provocaría luchas por los pastos con los vecinos del Norte, amenazas e incursiones poco pacíficas en defensa de unos derechos  que todos decían defender en justicia. 

Moya, cabeza del Señorio, que se formara tras su puebla por Alfonso VIII a principios del siglo XIII, administraba y defendía estas tierras y caseríos que trataba de expandir unas veces con acuerdos y otras mediante ocupación. Este es el caso de la Hoya del Milano en Muela Gayubosa, en tierras de Albarracín, donde, a finales del siglo XIII, Moya adquirió tres signias de tierra, capaces de sustentar con las rentas de sus pastos y cultivos a tres familias. Los permanentes conflictos por estas signias de la Gayubosa, prolongados durante siglos, primero con los señores de Moya y después con el Concejo de Zafrilla, quedan suspendidos y, todavía, por resolver.

El Collado de la Grulla, gran balcón sobre el Cabriel, que separa las tierras de Albarracín de las de Castilla da vista al castillo de Torreforte de las Veguillas, construido en el siglo XV por López de Alarcón Carrillo, formando parte del Señorío de Valverde. Este noble se adueñó de las dehesas de las Veguillas, Fuente del Berrro, Valverde y Hontecillas y las retuvo frente a la codicia de Moya y de Albarracín que se las disputaban. Allí cobraba impuestos por el paso de ganados y albergaba las cabalgadas que se dirigían a las tierras de Albarracín o a las de Moya en busca de botín.

Siguiendo la corriente hacia el Sur, el río se asoma al gran ensanche de la huerta de Alcalá de la Vega y, al despedirse de ella y entrar en la serpenteante y espléndida Hoz que forman las faldas del Monegrillo, acaricia un meando cargado de misterio, de historia y de leyenda donde duermen los restos de un poblado, que apenas se asoma al exterior, vigilado por una ermita y el torreón de la fortaleza árabe de Al—Qala o de Serreilla, a la que Al-Idrisi en “Los Caminos de Al—Andalus en el siglo XII” hace referencia cuando dice. “este castillo se encuentra a tres jornadas al oriente de Cuenca, a tres jornadas de Albarracín y a tres jornadas de Alpuente o a 13 millas”.
Y continuando hacia el Sur, Campillos de Paravientos  y Boniches le adornan su cauce con espectacular decoración, sobre todo en tierras de Boniches donde sus riberas no admiten más belleza ni mayor expectación hasta llegar a las profundas y fastuosas gargantas de las tierras de Villar del Humo. A partir de aquí, transcurre tranquilo y como si estuviera preparándose  para la desbocada caída en Víllora, sin duda su mejor actuación y su mejor escenario.
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(C) MARIANO LÓPEZ MARÍN