BUSCANDO EL
CASTILLO DE SERREILLA . Al—S.zal.h
MARIANO LÓPEZ MARÍN
Para
mí es un honor hacer la recensión del último libro de mi buen amigo Niceto
Hinarejos Ruiz con quien comparto pasión por la investigación de la historia de
nuestras tierras, él de su Alcalá de la Vega natal y yo de
Salvacañete y ambos de las antiguas Tierras de Moya.
En
el mes de enero recibí este último libro ”Buscando
el castillo de Serreilla” que completa su larga lista de títulos publicados
sobre las Tierras de Moya y sobre su
querida Alcalá de la Vega
. Algunos de estos títulos los ha hecho en colaboración: Moya, su
historia, sus hombres, sus tradiciones (Valencia,
2001), Moya (Cuenca), tierras de frontera (1269-1375), Historia y
documentos a la luz del Archivo de la
Corona de Aragón (2007). Otros son solamente suyos, siendo
también su editor: Alcalá de la
Vega : un pueblo perdido y hallado (Madrid, 1998), El
castillo de Serreilla (Madrid, 2004 y Zara (Madrid 2008); esta última una novela histórica ambientada en
la tierras de Moya y de la cual también hice su recensión en la Revista Moya , de la
cual ambos somos colaboradores asiduos.
Éste es un
libro de investigación profunda de la situación del desaparecido castillo de
Serreilla partiendo de los documentos de los archivos catedralicios de Cuenca,
Albarracín, Toledo y de multitud de archivos nacionales y locales, Archivo
Histórico Nacional, Archivo Histórico de Cuenca, Real Chancillería de Granada,
archivo de Molina de Aragón, de Daroca y por supuesto de Alcalá de la Vega donde
el autor pudo salvar las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada
de 1752 y desde las cuales comenzó su investigación silenciosa y constante,
durante muchos años, del misterioso
castillo de Serreilla que desapareció cuando Moya fue poblada.¡Qué suerte han
tenido los de Alcalá de la Vega
con tener a una persona de la talla intelectual y humana de Niceto Hinarejos
Ruiz! Y amplío esta suerte a las antiguas Tierras de Moya que han podido contar
con sus extraordinarias investigaciones que han dado luz a muchos temas oscuros
de la historia de Moya y sus tierras.
El libro
está encuadernado en tapa blanda –17x24
cm-, ilustrado con fotos en blanco y negro, y en color, 168 páginas, cuya
edición se imprimió en Madrid en 2012, “en
el 800 aniversario de la
Batalla de las Navas de Tolosa” (1212-2012), fecha
importante para la historia de estas tierras y de España. La dedicatoria dice
mucho de la personalidad de su autor y de su gran amor y dedicación al pueblo
donde nació y vivió bastantes años:
”A todos los que
ya se fueron y a los pocos que quedan que no pudieron hacer otra cosa, todos
los días y durante siglos, que, agarrados a la esteva, guiar el arado por los
“rochos” de las empinadas cuestas de nuestros montes tras dos mulos uncidos,
usar la hoz y la zoqueta durante la siega espatarrados sobre el abultado surco
de besana que aguantaba la mies, soportar sobre el trillo y la parva las
calimas del mes de agosto, aguantar el picor del tábano al aventar contra el
solano y cargar costales de trigo hasta el molino. Y sólo, para poder comer pan
cada día....
¡Que gran dedicatoria, amigo
Niceto, a las gentes de tu pueblo trabajadoras y entregadas a esa tierra que les vio nacer y a la que se
dedicaron en cuerpo y alma para sacar el
escaso fruto que daban!
El prólogo del
libro es de nuestro común amigo Miguel Romero Saiz, recientemente nombrado
Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia y es para
quitarse el sombrero. Ya al principio se arranca con una sentencia de
Séneca: El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo. Aquí
demuestra el amigo Miguel que se ha leído el libro y que conoce no sólo su
contenido, sino la íntima lucha del autor -un latinista metido a historiador-
por defender contra viento y marea su tesis acerca de la ubicación de la
antigua Serreilla de las crónicas bajo medievales de conquista. Analiza las motivaciones
del autor para escribir su obra y nos acaba descubriendo al propio autor con
sus características personales de “sencillez
y honestidad” a la hora de plantear su hipótesis. De paso destaca la
capacidad de trabajo del ponente y su conocimiento de las herramientas metódicas
e instrumentales que le permiten bucear en los vetustos pergaminos
gótico-latinos, donde moran los signos indescifrables de la historia y sus
caminos, vías que muchas veces son vericuetos tortuosos que no siempre llevan a
alguna parte. El prologuista acaba alabando el trabajo del escritor,
afirmándole en su justificado orgullo, advirtiéndole que “en la vida no hay soluciones (definitivas), sino fuerzas en marcha”.
Potencias que por otra parte no vienen dadas, sino que hay que crear cual
avenidas o sendas, para facilitar que las soluciones puedan llegar. Este y no
otro ha sido el gran mérito de nuestro amigo Niceto: allanar la ruta para que
las verdades de la Historia
lleguen. No sólo su verdad, sino lo que dicen los documentos.
En el
preámbulo el autor esboza las líneas maestras del contenido de los capítulos
siguientes... La causa del oscurecimiento de las antiguas poblaciones que
formaron el marquesado de Moya, poblaciones que ya eran viejas cuando se fundó
Moya, se halla en la propiya, que “urgió
artificial, tardía y poco espontáneamente por mandato real...”.
El propósito
del libro de Niceto Hinarejos Ruiz es demostrar la ubicación de Serreilla y su
castillo, comenzando por afirmar una hipótesis general: “Serreilla fue hasta que apareció Moya, a la que cedió su jurisdicción y
su hegemonía, estuvo en lo que fueron sus tierras y se olvidó porque Moya,
transmisora de noticias, no llegó a conocerla”. Reconoce el autor que, “aunque
no exento de riesgos quiere exponer su
verdad sobre una `parte de estas tierras
de Moya, convencido que es la verdad. Verdad a la que solamente se llega
estudiando todos los documentos y testimonios escritos medievales, conectados
con otros datos locales muy particulares y relevantes, que fueron desconocidos
o pasaron desapercibidos”. Para Niceto “ ser hijo de Alcalá de la
Vega , conocedor de sus peculiares datos históricos, de sus
tradiciones leyendas, costumbres, rituales, mitos, de sus señores mayorazgos y
sabedor de inéditos documentos medievales unieron dos elementos imprescindibles
para una aventura afortunada, capaz de
enfrentarse sin riesgo con alguna parte de la historia transmitida”
Las crónicas
castellanas no nos informan sobre Serreilla porque, cuando esta zona se
incorporó al reino castellano y al obispado de Cuenca (1232), “Serreilla ya no era, estaba casi enterrada
en un desolado montículo, bello mirador lleno de ruinas, sumido en el abandono
y la desolación…”—en palabras
del autor—. Mientras,
siguiendo los deseos de Alfonso VIII, se levantaba el gran bastión de Moya con
nueva historia y, a un cuarto de legua más al Norte del meandro, donde se
asentaba la fortaleza de la antigua Serreilla,
cimentada sobre estelas visigodas, huyendo de la escabrosidad del terreno y
olvidando sinsabores, Alcalá de la
Vega “ había trasladado
los bártulos y despojos que pudo recoger de su antigua y destrozada morada
para, desde una nueva posición menos agreste poder vigilar con más eficacia y
comodidad la gran vega de la
Cerreilla , la vega del mijo, y acercarse más al molinero
harinero templario y a las nuevas instalaciones y servicios dimanados de las
dotaciones otorgadas por Ramón Berenguer IV en 1142 a las tierras
concertadas a los templarios tras la nueva norma y doctrina de Daroca“
Mapa de lo que fueron las tres diócesis visigodas de Valeria, Segóbriga y Arcábrica.Tomado de la biografái de faccebook de Castillo de Quelasa
Con el título
“Puzzle de la Historia ”
se inicia el capítulo I de esta publicación donde de forma muy documentada nos
cuenta el autor el devenir histórico de los obispados visigodos de Valeria,
Arcábriga y Segóbriga, la creación y evolución del Obispado de Albarracín y su incursión hasta
Huélamo y Cañete y la entrega de las iglesias de Cañete al obispado de Cuenca.
Dicho obispado de Cuenca fue creado por el papa Lucio III en 1182 mediante
sendas bulas, una dirigida a Alfonso VIII, conquistador de Cuenca, y otra a su
primer obispo Juan Yáñez, con la intención de unir los primitivos obispados de Arcábriga y
Valeria en uno solo con sede en Cuenca. Pero este proyecto de obispado va a
chocar con los intereses del obispado de Albarracín, que se hacía llamar segobricense,
tenía una parte de Arcábriga y pretendió también, cuando llegó la conquista,
aquella otra parte de las tierras del Cabriel, de clara pertenencia a Valeria. En este mismo capítulo
se analiza el papel de Cañete y cómo el obispo de Albarracín cedió la
jurisdicción de Cañete al obispo de Cuenca en 1190, alegando que en su día
perteneció a la primitiva jurisdicción de Valeria. El obispo Juan Yáñez , con
fecha 16 de enero de 1195, entrega para vestuario de los canónigos de
Cuenca la mitad del diezmo de todas las
iglesias de Cañete y de su término, los diezmos del portazgo, de las quintas y
de las salinas de Cañete. Estas salinas
estaban y están localizadas en el
actual pueblo de Salinas del Manzano. Alfonso VIII fortaleció este
privilegio con fecha 10 de septiembre de
1195, para dar mayor consistencia a la separación de Cañete de la Iglesia de Albarracín.
Otro aspecto importante de este capítulo primero son las circunstancias históricas
unidas a los reyes de Aragón, remontándose a Alfonso el Batallador, que
tuvieron que ver con las repercusiones y
consecuencias de la creación del obispado de Albarracín y de los problemas que
surgieron al querer delimitar el de Cuenca. De forma extraordinaria y manejando
mucha documentación explica el autor los pormenores de la extensión del conde
de Barcelona hacia Aragón y zonas próximas de un vasto territorio para su
repoblación ”extendido hacia el Sur por el interior de las montañas que custodiaban al primera franja de tierras y de castillos junto al mar, por tierras
todavía en poder de los moros, que entrega a los Templarios” que serán los
encargados de llevar a cabo su puebla y su conquista. Todo esto se recoge en
las Cartas de Daroca que citan los
castillos de Ademuz, Castielfabib y Serreilla. También el fuero de Molina fija
límites para el condado de Molina, representado por Don
Manrique de Lara, tan caprichosos como inclusos en los límites de Daroca y
coincidentes ambos en algunos lugares.
El río Cabriel se convirtió en frontera de Castilla. Alfonso VIII, tras conquistar
Cuenca y llegar hasta Alarcón, debido a pactos y alianzas contraídas con los
árabes, paró sus conquistas en las riberas de este río. Pero Pedro II, rey de
Aragón, no respetando estos compromisos
entró en el pasillo comprendido entre el río Cabriel y el Turia. En esta
entrada ganó tres castillos muy
importantes en las fronteras del reino
de Valencia que fueron Adamuz, Castelfabib y Sertella (1210). Don Rodrigo Giménez
de Rada reclamó los derechos sobre Moya
desde la fecha en que Pedro II entregó a Albarracín las iglesias de El Cuervo,
Pina Jahya (Castiel y Ademuz) y Serreilla. El obispo de Cuenca, D. García,
estaba disconforme con la asignación de parte de Valeria a Albarracín en 1211 y
a esa otra parte asignada por el arzobispo en 1219, es decir Serreilla, Santa
Cruz y Mira. Y, ante esta disconformidad, el arzobispo Giménez de Rada,
recurrió al papa Honorio III, recabando su apoyo para sus adjudicaciones. A lo
que el papa respondió nombrando un tribunal que se encargará de delimitar las
lindes de las iglesias de Albarracín y
Cuenca. Esto se dirimió en el juicio eclesiástico de Burgos que, al no tener
datos concretos y fechas exactas, dilató la solución del conflicto y se
vio obligado a crear una comisión para
estudiar todas las cuestiones y determinar los límites diocesanos entre
Albarracín y Cuenca y los derechos diocesanos de Moya.
En 1190, las iglesias de Cañete, que estaba bajo la autoridad del Azagra, tras haber arrebatado Alfonso VIII al Azagra entre otras cosas, las salinas de Fuente Manzano, circunstancia preliminar a la cesión diocesana de Cañete a Cuenca por parte de la iglesia de Albarracín. son entregadas a la nueva diócesis de Cuenca, aduciendo que un día esta zona perteneció a Valeria y que Albarracín las poseía poco lícitamente. (A.C.C.I. Caja 1 nº 13)
Texto y mapa tomados de la BIOGRAFÁI DE CASTILLO DE QUELASA. Gracias.
Otra parte
importante de este puzzle histórico lo constituye un apartado de esta obra en
la que se explica como el Arzobispo de Toledo da en feudo a Gil Garcés Serreilla, Santa Cruz y Mira, sin aguardar el
dictamen de la Comisión ,
con los consiguientes problemas para el obispado conquense. Será el obispo de
Tarazona el que recibirá el encargo del papa Gregorio IX de poner fin al
conflicto entre las iglesias de Albarracín y las de Cuenca y los derechos
diocesanos de Moya. Así se repartieron las iglesias de Vallanca y Santa Cruz
para Albarracín y Mira y Alcalá de la Vega para Cuenca.
Con el
capítulo II “Buscando el castillo de
Serreilla” comienza realmente la parte
importante de este trabajo de investigación que no se podría entender sin
el capítulo I dedicado a aclarar aspectos
históricos importantes. Desde un principio el autor parte de las
características exigibles a Serreilla: “Restos
de poblado preislámico y restos de castillo árabe; castillo de cierta relevancia
limítrofe con Ademuz, situado en las tierras de Moya y al que se le pueda
aplicar las prerrogativas de las Cartas de Daroca según Liber Feudorum Maior (Primus):
tierras templarias y diezmos eclesiásticos”.
A lo largo de
todo el capítulo va desgranando el autor, con aportaciones documentales amplias, todos estos aspectos
comenzado con la localización de Serreilla en los términos de Alcalá de la Vega. A continuación aporta
datos de este castillo de Al—S.zal.h o Xerrrella y de otros muchos castillos
conquistados a los árabes pertenecientes
a la jurisdicción de Valencia, entre los cuales no se encuentra Serreilla,
según demuestra Niceto documentalmente. Este castillo de Serreilla era
limítrofe con Ademuz en “Tierras de Nadie” y sus vestigios no siguieron el
mismo camino que los demás castillos de las cartas de Daroca de los que si hay
restos. Tal vez —dice el autor— “por la pérdida de provecho o interés
fronterizo sufrió primero el abandono y más tarde su total olvido histórico”.
Es interesantísimo el estudio que complementa este apartado del castillo de
Serreilla en el que Niceto Hinarejos estudia otros castillos cercanos con sus coordenadas geográficas y su
situación. Además hace un estudio pormenorizado del castillo de Al-Qala o
Quelasa con profusión de datos, croquis, mapas y excelentes fotografías a todo
color para demostrar que el castillo de Serreilla es el de Al-Qala o
Quelasa “porque el no haber otro en la
zona y ser un castillo relativamente importante lo convierten en único y
exclusivo, capaz de asumir las prerrogativas de las Cartas de Daroca y de la
doctrina reflejada en “ Liber Feudorum Maior
(Primus)”.
Analiza también el autor en este mismo
capítulo las prerrogativas de las Cartas de Caroca aplicadas a este castillo: Eran
tierras dadas a los templarios para repoblarlas, en ellas había que ir
preparando su puebla, su conquista y sus iglesias, a las que se les reservaba
el diezmo de todas las tierras y, además, a algunos lugares de las mismas
Alfonso II de Aragón y Pedro II les habían confirmado estos Fueros o
privilegios.
Según Liber
Feudorum Maior los lugares de las Cartas
de Daroca disponían del 20% de todas las tierras conquistadas a los infieles,
del 10 % de la parte real, la décima de las posesiones del rey, una parte de
los tributos que el rey taifa de
Valencia pagaba al conde y del diezmo eclesiástico exigido para las restituidas
iglesias primitivas antes de que en 1158 Adriano IV aprobara la
renuncia de las Órdenes Militares a la herencia del Batallador.
Con el encuentro de los viejos documentos de las
respuestas de los vecinos de Alcalá de la Vega a las cuarenta preguntas del Censo del
Marqués de Ensenada, aparecidos entre
papeles del ayuntamiento para eliminar, el autor encuentra datos que confirman los privilegios del rey Alfonso
concedidos al Común de Alcalá de la Vega.. Este documento y otros muchos más aparecen
en esta obra transcritos por el mismo Niceto Hinarejos. Ampliamente explica el
autor cómo los bienes del Temple en Castilla fueron otorgados por el papa
Juan XXII en1319 a la
Orden de San Juan .Las tierras de la herencia templaría en
Alcalá de la Vega
se les denominaba Heredad Coronada Común, descrita pormenorizadamente por el
autor, con los lugares que la formaban y
cómo fueron a parar a manos del Marqués de Cañete, del Marqués de Moya; y
cómo también las tierras del Diezmo pasaron con la desamortización a familias
pudientes de distintos lugares del marquesado de Moya, que se conocieron como “
mayorazgos” y que lindaban con las propiedades del Marqués de Cañete; lo que
delataban su común origen.
Titulares que adquirieron los BIENES DE MAYORAZGO de las Tierras de la Ermita de Nuestra Señora de Alcalá de la Vega ioHeredad de Santa María.
Tomado de la BIOGRAFÍA de CASTILLO DE QUELASA.Gracias.
En este mismo
capítulo analiza el autor cómo estas tierras del Diezmo, conocidas como la Heredad de Santa María o
bienes de Mayorazgo fueron adquiridas por Celedonio Montero con 15 hectáreas de las
mismas en la desamortización de 1844;
por Antonio Zafrilla de Algarra que adquirió 25,675 hectáreas ;
por Aquilino Jiménez, natural de Algarra, que compró 63,576 hectáreas
en 1844, ahora en poder de sus descendientes; por Juan Bautista y Tomás Saiz de
Tejadillos que adquirieron 23
hectáreas y también el edificio del Mayorazgo. Todas
estas adquisiciones están muy documentadas en la publicación.
En el epílogo
el autor analiza las consecuencias de esta pérdida para la iglesia de Alcalá de
la Vega y del
Cubillo: 500 hectáreas
de labor propiedad de la ermita de Ntra. Sra. de Alcalá, heredera de la
primitiva parroquial del poblado de Serreilla, de las que había sido titular desde 1158 hasta
1884-1856.
Aporta fotos y
documentos a tal efecto y concluye con unas palabras que dan sentido a toda su
obra: ”Si mi condición de ser hijo de
Alcalá y conocedor de sus tradiciones me favoreció en la búsqueda, mi
independencia para la búsqueda e interpretación de documentos medievales me llevó a saber. Dos condiciones
que, de haber faltado una, mi aventura hubiera sido imposible”
El apéndice
documental que acompaña a la obra es muy completo. Son veinticinco documentos
fundamentales que el propio Niceto ha traducido con su buen hacer y su gran conocimiento del latín, de la paleografía y
del castellano antiguo.
Una obra muy
trabajada, fruto de muchos años de esfuerzo, de visitar archivos diversos, de
recorrer lugares y de un gran conocimiento de su pueblo y de la zona de Moya y
zonas limítrofes.
¡Enhorabuena, amigo Niceto, porque has marcado
un nuevo hito en la historiografía de las tierras de Moya! Has dado luz a un
gran misterio que es la localización de Serreilla que tú has demostrado con
gran profusión documental que estaba
localizada en el término de Alcalá de la Vega , junto a la ermita de Ntra. Sra. de Alcalá,
en un meandro que forma el Cabriel.
Me alegró
enormemente de esta publicación y que tengas salud para seguir ilustrándonos
con nuevas investigaciones de estas tierras de Moya que empiezan a recuperar su
verdadera historia.
Mariano López
Marín
Utiel, 23 de
febrero de 2013
Fotografías tomadas de la BIOGRAFIA DE CASTILLO DE QUELASA EN Facebook
(C) MARIANO LÓPEZ MARÍN
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