CERTAMEN DE LA TRUFA .SALVACAÑETE 2017.
28 Y 29 DE ENERO
Con el fin de que todos aquellos que no pudieron estar en el I CERTAMEN DE LA TRUFA DE SALVACAÑETE , o los que no pudieron asistir a esta conferencia por cualquier motivo la conozcan ,la publico íntegra en este blog .
Buenos
días a todos D.Benjamín Prieto, Presidente de la Diputación de Cuenca, Francisco Javier Parrilla, Diputado de Área de Acción Territorial y Servicios, amigo Vicente Giménez Garrido Alcalde de Salvacañete, Joaquín Cuadrado, Director Provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural , Víctor Alcocer, Gerente del Grupo de Desarrollo Rural PRODESE Serranía de Cuenca , amigo José Alberto García truficultor del municipio y tercera generación de truferos, expositores del I Certamen de la Trufa de Salvacañete, colaboradores
en la organización de este evento y asistentes al mismo. Es para mí un honor
abrir este ciclo de conferencias de este I Certamen como hijo de trufero, como
salvacañetero y amante de mi pueblo y como investigador y escritor de su
historia, de sus costumbres y tradiciones, de sus aspectos etnológicos y de su
cultura. Y entre esos aspectos
etnológicos y como un recurso
económico importante para nuestra localidad
está el aprovechamiento de la trufa negra que en esta localidad se
inició a principios de los años 1960.Sobre mis vivencias personales de este
tema voy a hablarles hoy como homenaje a
mi padre y todos los demás truferos de Salvacañete que lo acompañaron durante
muchos años y como homenaje también a los que hoy continúan
esta labor.
Han
llegado los primeros fríos y las primeras heladas a Salvacañete y las antiguas
Tierras del Marquesado de Moya. Ha comenzado la temporada de recolección
de la trufa en estas tierras de la Serranía de Cuenca que inicia su andadura a
primeros de diciembre hasta el mes de marzo. La recolección de este hongo y
suculento manjar tiene para mí recuerdos entrañables .Mi padre Mariano
López Marín, fue recolector de trufas o “trufero“, como le
gustaba llamarse durante 45 años, desde 1963 hasta el año 2008, un año antes de
fallecer con 86 años. Fue un gran trufero y un
experto entrenador de perros para buscar la trufa. Todos los perros le
servían y tenía gran paciencia para enseñarlos para que aprendiesen a buscarlas
por el olfato: incluso enseñó perros para otros. Conmigo compartió sus
experiencias e incluso fue con él varias veces a buscar al carrascal de
Cañigralejo o al Vallejo del Morrón, ambos parajes cercanos a Salvacañete. Cada
vez que viajábamos con él te decía lugares que había recorrido durante
tantos años desde la Serranía Alta de Cuenca hasta tierras de la Sierra
Baja de Cuenca y lugares de la comarca Utiel –Requena e incluso de la
Sierra de Albarracín y zonas próximas a Salvacañete como Veguillas de
Sierra. Se conocía todos los caminos que conducían a los carrascales donde
estaba este hongo, caminos que recorrió infinidad de veces con la
compañía inseparable de sus perros, de su morral con la comida para él y
sus animales y el puñal para extraer el preciado hongo, una vez marcado por el
perro. Cuando falleció hace ocho años (27-10-2009) sus fieles amigos quedaron
huérfanos de alguien como mi padre que iba dos veces al día a visitarlos.
Su hermano Félix López Marín se encargó de ellos durante un tiempo. Una perra
murió al poco tiempo, tal vez de pena, y las otras dos las regalamos; una a un
primo nuestro y buscador también de trufas, Ángel García Jiménez, y la otra a
la escuela de Capataces Forestales de Teruel donde la utilizan para enseñar a
los alumnos a buscar este hongo tan apreciado. El mejor regalo que le podíamos
hacer a mi padre era que esas perras con las que había convivido muchos años
siguieran ejerciendo esa labor de búsqueda. Allí donde estuviese él
disfrutaría viendo que su labor no había quedado en vano y que se
proseguía, sin su presencia física pero si con sus magistrales
enseñanzas
Este
trabajo va dedicado de forma especial a él y a mi tío Miguel López Marín
que lo acompaño durante toda su vida a buscar trufas .El día que murió mi tío
(27-11-2006) mi padre estaba buscando trufas en Cañigralejo.
Terminaba de llegar al monte. También lo quiero dedicar a los truferos
salvacañeteros que formaron cuadrilla con mi padre y que trabajaron muchos años
juntos. Eugenio García Requena, el tío Casto el Resinero, los hermanos Doroteo
y Gregorio Sanz Díaz y Feliciano García y Enrique Yuste Posteriormente se
unieron, cuando sus padres se retiraron, Carlos Sanz hijo de Doroteo y Alberto
García, hijo de Feliciano. Mi primo e hijo de Eugenio García Requena, Ángel
García Giménez también lleva muchos años recogiendo trufas en nuestra
zona y en pueblos de la Serranía de Cuenca, Tiene una pequeña plantación de
carrascas truferas. Otros que también han buscado
trufas son Andrés Soriano Marín,
yerno de Gregorio Sanz y Daniel Villanueva. Todos ellos naturales de Salvacañete. Fueron
45 años de convivencia con la naturaleza, con gentes de nuestras tierras y de
comarcas limítrofes, con gentes de Sarrión y El Toro (Teruel) y de
Morella (Castellón). Y sobre todo de convivencia y trabajo con su
cuadrilla con la que compartió esfuerzos físicos y económicos, viajes, noches
en vela en el mercado semanal de Rubielos de Mora, muchos días fuera de casa,
negociaciones con ayuntamientos y particulares para ajustar los
aprovechamientos de los montes y muchas reuniones en nuestra casa para
juntarse con su cuadrilla y repartir ganancias o pérdidas cada semana, que
de todo hubo. Y siempre tratando de ser mediador entre todos porque mi
padre era un hombre muy trabajador y una excelente persona. Y así lo
demostró toda su vida en la que continuamente ofrecía su
trabajo y su buen hacer al servicio de las gentes de Salvacañete y sus aldeas
y de todos los lugares que visitó en estos 45 años buscando trufas. Cuando
paso por esos lugares donde él siempre iba me traen a la mente
muchos años de esfuerzo y de entrega, de viajes continuos a las
zonas donde se criaban las trufas, al mercado semanal de la estación de
Rubielos de Mora, a pujar en las subastas de aprovechamiento de trufas
que hacían y siguen haciendo los ayuntamientos ,a buscar nuevos lugares
donde poderlas buscar , al olor característico que dejaban en toda
nuestra casa las trufas recién cogidas, a conversaciones familiares
y entre truferos sobre el tema, a días de frío ,hielos y nieve ,
a los sufrimientos de mi madre cuando mi padre no llegaba a
determinada hora en época de recogida de trufas y a tantos y tantos recuerdos
de cuarenta y cinco años de dedicación intensa a esta labor de recogida
de trufas en Salvacañete y en las comarcas próximas. Hoy muchos de esos lugares
donde se criaban trufas ya no tienen por distintas circunstancias:
sobrexplotación de las truferas, el jabalí que se las come y el tiempo que no
acompaña muchos años por no llover el momento adecuado, meses de verano y
principios del otoño. Las plantaciones que se hicieron hace años en Salvacañete
comienzan a producir sus primeras trufas. Desde hace un tiempo cosecha unas poquitas mi amigo Alberto García de Salvacañete en una
plantación cercana al pueblo y otros ya han cogido alguna también, pero
cantidades pequeñas. Se están haciendo nuevas plantaciones con carrascas
microrrizadas con el hongo de la trufa pero estas plantaciones no comienzan a
dar sus frutos hasta diez años o más. Este cultivo de la trufa es una salida
para nuestros pueblos de la Serranía de Cuenca. al igual que ha sido para varios
pueblos de Teruel ,desde hace años, donde las plantaciones son muy
abundantes y donde la fruticultura está
muy arraigada. Este certamen de la trufa que este año 2017 se celebra en Salvacañete es un buen
momento para comprobar las posibilidades que el cultivo de este hongo
tiene y sus aplicaciones en la
gastronomía.
.En
nuestros carrascales del Matorral de Cañigralejo, Los Cortijos, La Hoya ,
Cuestas del río, y Los Rodales y en los de otros pueblos de nuestra zona se
encuentra un hongo que es conocido en Salvacañete desde principios de los años
1960. Es la trufa. Reina en la cocina selecta, manjar privilegiado, excelencia
de condimento, manjar de fuerte sabor, el no va más de la cocina internacional
y asequible a pocos bolsillos, fue conocido en Salvacañete gracias a grupos de
truferos venidos de Teruel y Huesca, zonas
en las que también abunda. Al entrar en contacto con estos, un grupo de salvacañeteros[2] comenzó a buscar este hongo a principios de los años
1960, tratando de conocerlo mejor cada día. Unos porque eran
pastores y veían buscar a gentes de Aragón, de Huesca concretamente
.Otros porque trabajaban en el monte en
actividades relacionadas con él y también habían visto a estos buscadores de
trufas e incluso hablaban con ellos y otros porque estos buscadores se alojaban
en sus casas o en la posada del pueblo.
Los buscadores de trufas franceses por entonces se venían a buscar a tierras de
Aragón y los aragoneses a tierras de Castilla, de la Serranía de Cuenca, Molina
de Aragón y zonas de Soria. En Salvacañete, Alcalá de la Vega, Salinas del Manzano, Cañete, Garaballa y otros lugares
hubo buscadores de trufa de Aragón, de Huesca y de Teruel hasta que aprendieron
los del terreno. Todavía queda algún
buscador de trufa silvestre en Mira,
Aliaguilla, Salinas del Manzano y Salvacañete pero el cambio climático y otras
circunstancias han hecho que este hongo haya desaparecido de muchas zonas que
antes eran productoras de trufa.
Datos sobre la trufa y su búsqueda
Trufas negras.(Tuber Melanosporum)
Una trufa negra por dentro.
La
trufa es un hongo que se encuentra en simbiosis con las raíces de la carrasca y
no muy próximos a la misma. Carece de raíces, es de forma negruzca e irregular,
parecida a una pequeña pataca y con un olor penetrante. El tamaño varias desde
unos gramos hasta 300 o 400 gramos las más grandes, en la actualidad poco
abundantes. El único signo que hay donde se cría es que no hay vegetación y se
detectan pequeñas calvas en el terreno. A veces, en los días de invierno que
calienta el sol se suelen detectar en las truferas unas mosquitas que denotan
su presencia. Hay distintas variedades de trufas, dependiendo si son de
carrasca, quejigo o pino. Las más apreciadas y la que abunda en nuestro término
y en algunas localidades limítrofes es la trufa negra. Las de los robledales,
pinares y quejigales suelen ser casi blancas y de menor sabor.
La recolección se
realiza desde finales de noviembre hasta el 20 de marzo, utilizando perros
amaestrados por el trufero o buscador. Algún año de cosecha abundante y fríos han llegado a recolectarla hasta el mes de abril, y otros
en febrero ha habido que dejar la
campaña de recolección porque ya no había. No todos los buscadores saben
enseñar adecuadamente a los perros por lo que un perro enseñado a buscar trufas
alcanza altas cotizaciones. Este hongo se encuentra en la Serranía de Cuenca, tanto en la Alta
como en la Media y en la Baja e incluso
por zonas de la provincia de Valencia, Utiel, Las Cuevas, Camporrobles, Siete
Aguas, Maestrazgo de Castellón con Morella como centro, Teruel, Soria;
Huesca y Guadalajara.
Lugares donde han buscado trufas los truferos de Salvacañete
Los lugares donde han
buscado trufas los truferos de Salvacañete que formaban cuadrilla con mi padre
han sido muchos.
En Salvacañete hay
trufas, siempre que el año acompañe con
lluvias en agosto y septiembre, en los
siguientes parajes: Carrascal de Cañigralejo, El Vallejo del Morrón, carrascal
de la Jarilla. Carrascal de la Hoya, Los Rodales y las Cuestas del Río y en el carrascal
de los Cortijos
En la Serranía Alta de Cuenca; Fuertescusa,
Beteta, Majadas, Zona de Tejadillos entre Cañamares y Tragacete (Montes de
Cuenca), Tragacete , Beamud. Cañada del
Hoyo, Valdemoro y Valdemorillo y
Los Palancares de Cuenca
En la Serranía Media y
Baja de Cuenca :Cañete, Salinas del Manzano, Huerta del Marquesado, Alcalá de
la Vega, Campillos Paravientos, Fuentelespino de Moya, Santa Cruz de Moya y
Mira ( zona de la sierra).
En la Comarca Utiel
–Requena: Utiel (zona de Estenas), Las Cuevas
y Camporrobles.
En la Hoya de Buñol:
Siete Aguas.
En el Rincón de Ademuz:
Casas Bajas. En la actualidad Alberto García
de Salvacañete tiene una explotación de trufas en dicho lugar cuya plantación realizó su padre.
Provincia de Teruel:
Veguillas de Sierra
Mapa de la Serrania de Cuenca con la localización de todos los lugares donde buscaban trufas la cuadrilla de mi padre Mariano López Marín en los años 1970 y décadas posteriores. |
Jornada de un trufero , amaestramiento de los perros y cantidad de trufa que podían recoger en un día.
La jornada de un trufero comienza hacia las nueve o las diez
de la mañana. Se dirige hacia las zonas de búsqueda con sus perros. Los perros
se llevan en una jaula dentro del coche si se va a ir lejos y si no andando. La
mayor parte de los días iban lejos de Salvacañete. Una vez en el terreno a
buscar el perro olfatea y detecta la presencia de la trufa escarbando un poco
con sus patas. El trufero la extrae con un puñal sacando con cuidado la tierra
para no dañar la trufa. Las trufas se suelen encontrar a unos 20 centímetros de
profundidad. Si el trufero no la encuentra el perro la vuelve a marcar “remarcar”. Una vez encontrada el perro
recibe una recompensa en forma de comida, pan o carne. Para enseñar a los
perros a buscarlas deben pasar por un periodo de mucha hambre hasta que
aprenden a comérselas, normalmente en pequeños trozos envueltos en comida. Una
vez pasado ese periodo y cuando se han familiarizado con su olor, el trufero se
las esconde para que las busque. Mi padre las escondía para enseñar a sus
perros en parajes al lado de casa, zona del Ejido o
Legio o detrás del Desmonte en un
pedazo de nuestra propiedad en la zona
de los Cerraillos.
Trufero con su perro buscadndo trufas en una finca con explotación trufícola .Foto archivo del autor.
La cantidad de trufa recogida cada día por un
trufero depende del año, desde 100
gramos en años de escasez hasta 2 y 3 kg cuando había abundancia.. Si los meses de ,julio, agosto y
septiembre han sido lluviosos la
cosecha será buena. Si ha habido sequía o no habrá o será escasa. Los últimos
años han desaparecido muchas truferas por la búsqueda masiva, por la falta de
lluvia y el cambio climático y porque el jabalí se come este hongo. Hace muchos años, me contaba mi padre,
encontraron un recurso para evitar que el jabalí destrozase las truferas,
colocar sobre ellas pelo humano recogido en las peluquerías. Una recomendación
importante es que una vez sacada la trufa se tape el pozo para que al año
siguiente pueda criar otra vez. Hay carrascas más criadoras de trufas que otras
e incluso hay zonas de carrascas que no crían trufas como ocurre en el gran
carrascal de la Dehesa de Moya en Landete
y otros muchos carrascales.
Organización de la cuadrilla de truferos de Salvacañete. Arrendamiento de los montes.
Los
truferos se agrupaban en cuadrillas, de 4 a 8 miembros. Vendían su recolección
en grupo y todos cobraban lo mismo, una vez deducidos los gastos de transporte,
subastas a los ayuntamientos o a particulares, alojamiento si están fuera de
casa, etc. En los años 1970 y 1980 la cuadrilla de truferos de Salvacañete la
formaban Eugenio García Requena, Casto el Resinero, Doroteo y Gregorio Sanz,
Mariano y Miguel López Marín, Feliciano García y Enrique Yuste. Buscaban y se
quedaban subastas en varios pueblos de Cuenca. En el año 2009, buscaban trufas
Enrique Yuste, Carlos Sanz Pérez, Andrés Soriano, Alberto García, Ángel García
Jiménez con alguna incursión de Daniel Villanueva. El cambio climático ha afectado
a esta especie. La pareja de nuestro
vecino y amigo Carlos Sanz Pérez, la veterinaria Carolina Herrada, presentó en
la Cumbre del Clima de Paris celebrada a finales del año 2015 un video, a
través de Greenpeace de cómo ha afectado al medio rural el cambio climático
incidiendo en la trufa y en la ganadería Para buscar trufas en un pueblo deben
pagar dinero a los ayuntamientos como propietarios de los montes
o a particulares. En el primer caso deben participar en una subasta al
mejor postor. Las subastas municipales son a la alza, en pliego cerrado y al
mejor postor. A veces corren el riesgo de pagar más por el fruto que luego van
a sacar.
El mercado semanal de trufas.
La
venta de las trufas se realizaba en
mercados oficiales que existen en
distintas zonas de producción. Hay varios en España, en Molina de Aragón,
Morella, Mora de Rubielos, Graus, etc. Cada día de la semana se celebra en un
sitio para que los compradores puedan visitarlos todos. Los truferos de
Salvacañete las vendían en Mora de Rubielos la noche del viernes al sábado.
Cada vendedor negociaba con el comprador
el precio de venta y este depende de la
oferta y la demanda. Si hay muchas el precio baja, si hay pocas sube. A veces
han alcanzado precios desorbitados en torno a 600 euros el Kg., otras muchas
veces el precio está “tirado por tierra”. Las trufas no las ven los que las compran
hasta que no se pesan. En este mercado siempre había directores de oficinas
bancarias para hacer los pagos de las transacciones y la presencia de la guardia civil. La mayor
parte de la producción de trufas se exporta. Las trufas negras de la Serranía
de Cuenca son muy apreciadas por su alta calidad.
La truficultura actual.
La
escasez de este hongo, y sus altos precios y la variabilidad de la climatología
ha llevado a producir trufa en forma de
cultivo en fincas en las que se plantan carrascas o robles ya
micronizados con el micelio de la trufa. Es bastante caro y la producción se
puede obtener en unos diez años. En
Salvacañete tienen explotaciones Alberto García, Ángel García, Paco y Andrés
Soriano y recientemente Carlos Sanz. En Salinas del Manzano y Alcalá de la Vega
hay alguna otra. Son frecuentes en la zona del Toro, Barracas, en Soria,
Castellón y Huesca donde ya obtienen producción desde hace años. Deben abonar,
labrar y regar las carrascas cada año como cualquier otra explotación agraria.
Las fincas están valladas para que solo puedan acceder a ellas los propietarios
con sus perros.
Importancia ecológica de las Trufas
Al igual que muchas otras especies de tuberáceas y de otros
hongos, su mayor importancia no es culinaria sino ecológica ya que forman
micorrizas, esenciales para el crecimiento de una variedad de árboles, las
encinas o carrascas truferas.
La truficultura permite poner en valor tierras que de otra manera serían eriales .Así están
plantadas de carrascas con el consiguiente beneficio para el medio ambiente,
además del beneficio económico una vez que la plantación comienza a producir
trufas.
La trufa se puede consumir mezclada
en láminas en salsas como condimento, dejada en coñac para utilizar ese licor
como condimento o añadirla al adobo de los embutidos. En zonas como Morella (Castellón) o Sarrión (Teruel) celebran jornadas
gastronómicas relacionadas con la trufa. En la provincia de Cuenca también
celebran jornadas gastronómicas de la trufa en Cuenca capital y en Cañete.
Suelen ser en enero o febrero en plena campaña trufera.
Trufas del Maestrazgo y bocaditos de productos trufados.Estuvieron presentes en el I Certamen de la trufa de Salvacañete . |
JORNADAS GASTRONÓMICAS DEDICADAS A
LA TRUFA EN LA SERRANÍA DE CUENCA
La calidad de las trufas recolectadas en los
montes de la Serranía de Cuenca es extraordinaria y son muy apreciadas a nivel
nacional e internacional. Desde
hace unos años se
están organizando por esta zona jornadas gastronómicas en diversas localidades relacionadas con la
trufa ,que además de recurso económico
importante para la economía de estas zona puede ser un reclamo gastronómico muy
importante y potenciar el turismo de invierno, tanto para enseñar cómo se buscan , como se cultivan , como
se usan en gastronomía como para
difundirlas y dar a conocer los parajes
donde se encuentran todos ellos de singular belleza. Este Certamen de la
trufa de Salvacañete de este año 2017 en el que participan gentes relacionadas de una u otra forma con este
producto ,desde su recolección, conservación ,cultivo y utilización
gastronómica es un buen reflejo de la importancia que tiene este manjar no solo para la
Serranía de Cuenca sino también para muchos otros lugares. Impulsemos estos
certámenes y ayudemos a que el cultivo de la trufa siga creciendo como una forma de fijar población en estas
zonas serranas.
Trufero
con su perro dándole un premio al
descubrir una trufa. Archivo del autor.
HOMENAJE POÉTICO A LOS TRUFEROS DE SALVACAÑETE
TRUFEROS
Dedicado a mi padre,
Mariano López Marín, a su hermano Miguel López Marín, a Doroteo Sanz y
Gregorio Sanz, a Eugenio García y al tío Casto, a Feliciano García y
Enrique Yuste y a los que como ellos aun dedican los crudos días de
invierno a sacar de la tierra el preciado hongo, la trufa negra.
En
días de esperanza
cuando
llega el invierno
recorréis
matorrales
en
compañía de vuestros perros
buscando
el preciado hongo
bajo
la tierra y muy negro
con
olor muy profundo
aroma
muy bueno
que
los perros reconocen
tras
buen adiestramiento.
Desde
Noviembre a Marzo
cada
día y con denuedo
recorréis
matorrales
de
nuestro querido pueblo,
de
pueblos más cercanos
y
de otros más lejos
buscando
bajo la tierra
la
trufa, ese hongo negro
preciado
manjar
en
restaurantes muy buenos
en
cocinas afamadas
para
condimentar con esmero.
El
perro os acompaña
marcando
lugar certero
donde
encontraréis seguro
el
apreciado hongo negro
excavando
con vuestro puñal,
haciendo
un agujero
hasta
encontrar entre la tierra
la
trufa sacada con esmero
premiando
al perro después
con
algún merecido premio
como
colofón importante
de
su tesón y su esfuerzo.
Poco
a poco durante el día
recorren
lugares nuevos
recogiendo
la cosecha
de
trufa negra, en el suelo
disfrutando
de paisajes
entre
carrascas y enebros,
entre
viejos matorrales
donde
transcurre el tiempo
de
estos hombres singulares
nuestros
amigos truferos
en
tierras de Salvacañete
en
crudos días de invierno
con
su morral al hombro
su
puñal y su perro
sus
ilusiones y esperanzas
puestas
en ganar algún dinero
si
la cosecha ha sido buena
y
el mercado es cicatero
la
oferta y la demanda
fijarán
el mejor precio.
Cada
semana una pareja
debe
vender el género
en
Castellón, en Morella
o
en Mora de Rubielos
en
mercado nocturno
entre
compradores y banqueros.
Una
vez hecha la venta
el
viaje de regreso
reunión
de la cuadrilla
y
a repartir el dinero
descontando
los gastos
de
subastas y terrenos,
de
viajes frecuentes
y
desplazamientos diversos
y
en otras épocas hace años
de
estancias en pueblos
Beamud
y Fuertescusa,
Mira
en el otro extremo
o
Santa Cruz de Moya
entre
cuestas y vericuetos
localidades
serranas y conquenses
donde
existen lugares truferos.
¡Cuántas
noches de tertulia
y
de buenos arreglos
cuadrilla
de buscadores
cuadrilla
de truferos!
Eugenio
García y Casto
Gregorio
Sanz y su hermano Doroteo
Feliciano García y Enrique Yuste
y
los hermanos pesetos
Miguel
y Mariano juntos
buscando
trufas contentos.
A
ellos se han incorporado
otros
truferos nuevos
Angel ,
Alberto y Carlos
de esta
profesión herederos
junto
con Andrés y José María
y
algún otro trufero nuevo
continuando
tradición
de
padres truferos
que
iniciaron experiencia
en
los años sesenta, por cierto
cuando
sobre nuestros matorrales
gentes
de Huesca con acierto
buscaban
el preciado hongo
entre
esperanza y misterio.
A
vosotros cuadrilla errante
amigos
del alma, truferos
dedico
estos versos entrañables
como
grato recuerdo
de
casi cuarenta años de búsqueda
en
tierras de nuestro pueblo
en
pueblos cercanos
y
a veces bastante lejos
para
ganar un jornal
y
conseguir un dinero
entre
carrascas hermosas
y
dóciles perros
a
los que enseñasteis un día
con
titánico esfuerzo
a
buscar el preciado hongo
por
lugares hermosos y bellos
de
noviembre hasta marzo
cuando
domina el invierno,
entre
escarchas y nevadas,
entre
lluvias y vientos
con
ese sol temido
que
ilumina los campos yermos,
las
carrascas centenarias
y
los numerosos calveros
signo
inestimable
de
existencia de truferos
cuyo
fruto exquisito
es
manjar del suelo
preferido
por el jabalí
que
remueve agujeros,
enemigo
importante
de
esos formidables truferos
que
han sacado de la tierra
el
preciado fruto negro
durante
años importantes
con
dedicación y esfuerzo
en
días de escarcha y frío,
en
tiempos crudos de invierno,
desde
noviembre a marzo
cuando
madura el fruto nuevo
en
nuestros grandiosos matorrales
por
tierras de Cañigralejo
en La
Hoya o en Los Cortijos
o
en tierras y vericuetos
de
las Cuestas del río
junto
al Cabriel que contento
conduce
sus aguas bravas
hacia
otros terrenos
donde
también abunda la trufa
matorrales
inmensos
tierras
de Alcalá de la Vega
donde
hace ya tiempo
buscasteis
con dedicación
trufas
con vuestros perros
por
tierras de la Hoz
donde
Luciano el cabrero
pastoreaba
su ganado
hace
años con denuedo.
A
vosotros, mi padre y mi tío
y
a sus compañeros truferos
quiero
rendir homenaje
por
vuestra dedicación y esfuerzo
durante
muchos años con entrega
en
crudos días de invierno
recorriendo
matorrales
con
vuestro inseparable perro
cada
día de sol a sol
buscando
el apreciado hongo negro
desde
noviembre a marzo
por
matorrales señeros
con
entrega y dedicación
por
tierras de nuestro pueblo,
por
pueblos cercanos
y
por otros más lejos
sacando
de la tierra
ese
fruto de aspecto tan negro
manjar
apreciado
por
los grandes cocineros.
Mariano
López Marín
Landete
21 de agosto de 2001
Utiel,
29 de marzo de 2002.
Ese viejo morral colgado en la cámara de mi casa en
Salvacañete es el que utilizó mi padre en toda su vida para buscar trufas. Al
lado objetos para la matanza:
Embutidera, orza, caldera de cocer las morcillas y una escañeta, mesa donde se
colocaba la estructura de la embutidera M.L.M.
[1] LOPEZ MARÍN, M.- “Etnología y costumbres populares de Salvacañete”. Ediciones Rodeno
.Colaboración Excmo. Ayto. de Salvacañete. Cullera, 2016. “Tiempo de trufas en Salvacañete y su comarca”
http://mariano-recuerdosyaoranzas.blogspot.com.es/2012/12/tiempo-de-trufas-en-salvacanete-y-su.html.
[2] Mi
padre, Mariano López Marín, ha sido trufero más de 40 años y con él he conocido
todos los prolegómenos de la búsqueda de este hongo. Ha viajado por parajes de
Cuenca, Teruel y Valencia recogiendo este preciado hongo y ha sido un gran
buscador de trufas y un gran amaestrador de perros. Ha conocido muchos pueblos
y parajes buscando trufas durante más de 40 inviernos. Toda la información de
la trufa se la debo a él al que he acompañado alguna vez a buscar .Sirvan estas
líneas de homenaje a su persona y entrega al trabajo denodado en todo a lo que
se ha dedicado.
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